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A Paola Alvarado (48) siempre le gustó dibujar y eso la llevó a formarse como Maestra de Dibujo en el Centro Polivalente de Arte N° 1 de Río Gallegos.
En 2004 comenzó a dar clases de Pastoral en el Colegio Salesiano y en simultáneo, de cerámica en la Escuela Laboral Domingo Savio.
“Las primeras clases que tuve fueron tremendas, totalmente desafiantes, pero teníamos un buen grupo de compañeros de trabajo que decía: ‘Cualquier cosa que necesites, estamos acá’, sobre todo en la Laboral”, recuerda en diálogo con La Opinión Austral y explica que “costaba porque en el Salesiano tenía una masividad de alumnos y en la Laboral la matrícula era menor, pero los chicos eran más grandes entonces tenían otro tipo de conductas“.
“El fin es el mismo: acompañar a los alumnos, pero creo que la Laboral fue un desafío y sigue siendo un desafío constante“, reconoce.
¿Por qué enseñar? En el Día del Maestro y la Maestra, Alvarado piensa y responde: “Me gusta mucho generarle confianza a los chicos para que puedan creer que pueden hacer, que pueden crear por medio del dibujo o la pintura”.
En la Escuela Laboral trabaja desde hace 20 años, en la Escuela Primaria N° 61, desde hace 10, y también da clases en la Escuela N°11, en la N°15 y en el Hogar de Cristo.
Alvarado sostiene que no tiene una “favorita”, pero admite que la Savio es una escuela a la que quiere mucho.
“En una escuela laboral, uno educa desde el corazón”, manifiesta y explica que para eso “primero tenés que conocer a los chicos, ver qué es lo que les sucede, cómo podes llegar a ellos. Aprender de ellos, pero siempre con amor, esa es la clave para poder trabajar en la escuela laboral. No es fácil empezar una clase, tenés desafíos constantes en el aula, uno va conociendo a los chicos, les brinda todo lo que se puede y ellos van tomándolo y con los años, tenemos resultados… los exalumnos vuelven, siguen viniendo de visita”.
Colegas
En el camino, Alvarado destaca especialmente a los equipos de trabajo. “El apoyo del compañero o la compañera es primordial porque solo no podes. Los chicos tienen muchas dificultades, a veces uno se apoya en el compañero o en los equipos directivos, todos apuntamos a lo mismo, a trabajar con los alumnos, a creer en ellos y poder sacarlos adelante. Cuando vamos todos por el mismo camino se hace más fácil. Hemos tenido muchas dificultades, todo el tiempo, cuando empecé teníamos chicos de 17 -18 años y hoy tenemos nenes de 9. La escuela es un desafío constante”.
“Siento que la escuela fue, como dijo el rector que se jubiló hace poquito, para muchos de los chicos, el segundo hogar y para algunos, el primero. Hay muchos chicos que vuelven porque fue su hogar, fue el lugar donde se sintieron cómodos y estuvieron bien. Hay chicos que son compañeros nuestros, tenemos exalumnos que ahora son preceptores del secundario, son mis colegas, eso es muy lindo. Hay exalumnos del Hogar de Cristo que recuerdan con muchísimo cariño la escuela porque les brindo todo”, cuenta.
Cerrando, sobre que significa la docencia, expresa: “Es una forma de vivir, de dar, al otro, amor y distintos aprendizajes, pero sobre todo con cariño”.
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