El 4 de noviembre David empezó se empezó a desesperar. Pepito, la tortuga macho de 45 años que estuvo con la familia toda la vida no aparecía por ningún lado. La buscó por todo lados. Revisó en cada rincón del barrio Jardín de Río Gallegos, golpeó a las puertas de los vecinos y seguidamente, difundió su pedido de ayuda por las redes sociales y ofreció una recompensa de 20 mil pesos.

La dieta diaria de “Pepito” es zapallito, manzana, tomate y lechuga.

Pasaron 18 días y cientos de mensajes para ayudarlo a buscar a su tortuga. En medio de esos días de calvario hasta lo quisieron estafar intentando convencerlo de que deposite dinero en una cuenta para que le entreguen a su querida mascota. Finalmente Pepito regresó a la casa de su dueño y están todos felices. “Hasta Gregorio se puso contento”, contó David a La Opinión Austral. Gregorio es un loro de 20 años, compañero de la tortuga en la casa ubicada en Gobernador Mayer entre Muratore y Teofilo de Loqui.

“Lo trajo mi vecino de al lado. Él tiene un  montón de chatarra y estaba por ahí metido. Se ve que estuvo deambulando por la zona y se metió ahí después porque yo revisé ahí y no estaba”, contó el dueño de Pepito.

David estaba preocupado porque la tortuga estaba resfriada y hacía dos semanas antes de que se perdiera que le estaba dando medicación. Casi 20 días después la encontró “perfecta. Vino tal cual se fue, ni lastimada, ni golpeada, ni enferma, ni resfriada”, agregó. “Está como loca de dónde estuvo a la intemperie tanto tiempo”, agregó con alegría el dueño.

David está agradecido con mucha gente que se preocupó por Pepito y lo llamaron y escribieron ante cada novedad o cada posible encuentro de la tortuga. En el medio hubo otras tortugas que se perdieron en la ciudad y todos pensaron en Pepito por la publicación de La Opinión Austral.

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