En homenaje al 102 aniversario de un valiente acto civil que dejó una huella en la historia de la Patagonia y la provincia de Santa Cruz, se planificaron diversas actividades para recordar la rebelión conocida como “Las Putas de San Julián”.

Este evento, rescatado del olvido por el historiador Osvaldo Bayer, tuvo lugar el 17 de febrero de 1922, cuando cinco prostitutas de San Julián se negaron a atender a soldados del Ejército argentino que habían fusilado a obreros en las Huelgas de los años 20′.

En Río Gallegos, en homenaje a dicho suceso, este sábado se llevó a cabo la instalación de una placa conmemorativa de la Rebelión de las Catalanas en la esquina de la Avenida San Martín y José Ingenieros, en el Paseo de la Memoria.

“Jamás creció una flor en las tumbas masivas de los fusilados; solo piedra, mata negra y el eterno viento patagónico están tapados por el silencio de todos, por el miedo de todos. Solo encontramos esta flor, esta rebelión de las cinco mujeres del prostíbulo “La Catalana” el 17 de febrero 1922″, reza la placa que distingue a las argentinas Consuelo García, Amalia Rodríguez y Ángela Fortunato, a la española María Juliache y a la inglesa Maud Foster.

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FOTO: LEANDRO FRANCO/LA OPINIÓN AUSTRAL

La iniciativa, desarrollada a las 11:00 horas, contó con la participación de Georgina Orellano, secretaria general del sindicato Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR) y autora del libro “Puta feminista y activista en defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales”. Además, se realizó un acto de homenaje organizado por ATE Santa Cruz.

Georgina Orellano
FOTO: LEANDRO FRANCO/LA OPINIÓN AUSTRAL. Georgina Orellano, secretaria general de AMMAR, estuvo presente durante la colocación de una placa conmemorativa de la Rebelión de las Catalanas.

Es importante destacar que en Puerto San Julián, a las 17 horas se llevará a cabo un acto conmemorativo en los restos de la construcción de “La Catalana”, ubicado en Roca y Colón de esa localidad ubicada al centro de la provincia de Santa Cruz, lugar donde ocurrieron los hechos. Posteriormente, se realizará una charla en el bar “Al Carajo”, en Magallanes y Mitre, a las 17:30 horas, a cargo de Georgina Orellano.

El domingo 18 de febrero, a las 19 en la capital santacruceña, habrá un conversatorio con la titular de AMMAR en el Centro Cultural Patio Om (Monseñor Magliano 683) y la presentación de la obra “Altar a las patronas del coraje” de la artista Silvana Torres O.. También dejarán una ofrenda a la memoria de las 5 mujeres que pidieron Justicia por el fusilamiento de los obreros en la huelga de 1921.

Por último el lunes 19, a las 18 horas, se realizará una charla debate en el Cenin N° 3 (Batalla Puerto Argentino 455 de Río Gallegos), junto a organizaciones sociales, marcando el cierre de las actividades.

Qué fue la Rebelión de las Putas de San Julián

La rebelión de las putas de San Julián es un evento de la historia argentina ocurrido en Puerto San Julián el 17 de febrero de 1922, en el epílogo de las luchas de la Patagonia rebelde. Ese día, las prostitutas del burdel “La Catalana” se negaron a atender a los soldados del Décimo Regimiento de Caballería del teniente coronel Héctor Varela, acusándolos a gritos del asesinato de los peones rurales.

Las prostitutas fueron detenidas, pero el comisario de San Julián decidió no ejecutarlas para no engrandecer su acto de resistencia, sino que optó por dejarlas ir. La rebelión de las putas de San Julián fue la única protesta pública que hubo en Argentina tras la represión masiva contra los obreros patagónicos de 1920-1922.

De las protagonistas de este episodio se poseen escasos detalles. Únicamente se conocen sus nombres, edades, nacionalidades, estados civiles y su papel como “pupila del prostíbulo La Catalana”. Algunos rasgos físicos también son registrados: “Consuelo García, de 29 años, ciudadana argentina, soltera; Ángela Fortunato, de 31 años, ciudadana argentina, casada, modista, de cabello y ojos negros, tez trigueña; Amalia Rodríguez, de 26 años, ciudadana argentina, soltera, con ojos pardos, tez blanca y cabello negro; María Juliache, de 28 años, española, soltera, con siete años de residencia en el país; y Maud Foster, de 31 años, inglesa, soltera, con diez años de residencia en el país, perteneciente a una buena familia, de ojos pardos, tez blanca y cabello castaño”.

Estas mujeres, en gran medida desconocidas, lideraron, junto con Paulina Rovira, la propietaria del burdel, el evento histórico destacado por Osvaldo Bayer en su obra clásica “La Patagonia Rebelde“, siendo catalogado como “la única derrota de los vencedores”.

 

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