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La ciudad de Río Gallegos atraviesa horas de profundo dolor. Este lunes 16 de junio, desde las 11 de la mañana, familiares, amigos y vecinos se reunirán en la cochería Due para despedir los restos de Celeste Micaela Sánchez Torres, la joven de apenas 16 años que conmovió a toda la comunidad con su entereza y coraje frente a una dura enfermedad. Celeste, estudiante del Secundario N° 10, falleció el pasado martes 10 de junio tras una intensa batalla contra la leucemia linfoblástica aguda, dejando un vacío irreparable entre quienes tuvieron el privilegio de conocerla y acompañarla.

Celeste no fue una joven más. Su historia trascendió las paredes de su hogar y de su escuela para tocar el corazón de un pueblo entero. Todo comenzó a principios de 2023, cuando los primeros síntomas —fuertes dolores abdominales— encendieron las alarmas en su familia. Rápidamente, José Luis Saavedra, hematólogo de la capital de Santa Cruz, tomó intervención y dispuso su derivación a la Ciudad de Buenos Aires, donde, tras varios estudios, los médicos confirmaron el diagnóstico que cambiaría su vida y la de los suyos: leucemia linfoblástica aguda.

El paso de Micaela por los hospitales de Buenos Aires estuvo marcada por más de 60 sesiones de quimioterapia.

Ahí comenzó una carrera contrarreloj, una lucha desigual que Celeste encaró con la entereza de una verdadera guerrera. Su paso por los hospitales de Buenos Aires, primero en el Hospital Militar y luego en el Argerich, estuvo marcado por más de 60 sesiones de quimioterapia. Cada sesión fue un desafío, cada jornada una batalla ganada a fuerza de esperanza y amor.

 Celeste pasó su último cumpleaños rodeada de familiares. (FOTO: LA OPINIÓN AUSTRAL) Celeste pasó su último cumpleaños rodeada de familiares. (FOTO: LA OPINIÓN AUSTRAL)
Celeste pasó su último cumpleaños rodeada de familiares. (FOTO: LA OPINIÓN AUSTRAL)

El 21 de mayo de 2024, Celeste tocó la simbólica “campana de la esperanza” en el Hospital Militar, ese gesto tan cargado de emociones que marca el final de un ciclo de tratamiento. Fue un momento de alivio y alegría para la familia, que soñaba con dejar atrás tanto dolor.

Luego de meses tras haber ganado la batalla, las células cancerígenas volvieron con mayor agresividad.

Pero el destino, cruel e implacable, tenía otros planes. Meses después, la enfermedad volvió, esta vez con mayor agresividad. Las células cancerígenas se alojaron en su cabeza, y Celeste debió retomar las sesiones de quimioterapia. Su tía Rosana, su padrino Leonardo, sus padres Gisella y Oscar, y su pequeño hermano de 7 años se turnaban para estar a su lado, acompañándola en esos días que se hicieron eternos. A pesar del sufrimiento, Celeste intentaba aferrarse a esos pequeños momentos que le daban alegría: un paseo por el barrio, un tema en inglés que se animaba a cantar, una charla con sus seres queridos.

Los últimos días fueron particularmente difíciles. Internada en el Hospital Argerich, recibió tratamientos intensivos: jornadas extenuantes de quimioterapia que, lamentablemente, no lograron frenar el avance de la enfermedad. En la madrugada del 10 de junio, Celeste se despidió en silencio, rodeada del amor incondicional de su familia y dejando tras de sí un ejemplo de lucha y valentía que quedará grabado en la memoria de todos.

El dolor por su partida es inmenso, pero también lo es el reconocimiento a su fuerza. “Para los que quieran darle el último adiós a una gran guerrera”, expresaron sus seres queridos al convocar a la comunidad al velorio de este lunes. Río Gallegos seguramente dirá presente, porque Celeste se ganó el cariño de todos: de sus compañeros del Secundario N°10, de los docentes que la acompañaron en la distancia mientras recibía tratamiento, de los vecinos que siguieron su historia con el deseo de un final feliz que, tristemente, no pudo ser.

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