Este sábado, el riogalleguense Jorge Ignacio García Cuerva asumió como nuevo Arzobispo de Buenos Aires en una ceremonia en la Catedral porteña, frente a Plaza de Mayo, que contó con la presencia del presidente de la Nación, Alberto Fernández; de la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner y parte del Gabinete del Gobierno Nacional, así como funcionarios del gobierno de la ciudad y personalidades destacadas de la política, la Iglesia y las organizaciones sociales.

Además, la ceremonia que dio inicio al ministerio pastoral de García Cuerva en Buenos Aires contó con la compañía de dos personas muy especiales para la vida del nuevo arzobispo: sus padres, Jorge y Graciela.

Sin dudas, la presencia de su papá y su mamá representó un hecho emotivo para el ex obispo de Río Gallegos, quién había contado que fueron ellos los primeros en conocer la noticia de su designación al mando de la Arquidiócesis porteña-

Uno sabe que para los padres uno siempre es el nene. No sé si les pasará a ustedes, pero mamá todavía dice: Cuidado al cruzar. Estaban contentos, emocionados. Por un lado orgullosos de su hijo, un poco también con el temor a la exposición, pero ustedes saben quien soy yo, así que quédense tranquilos”, relató García Cuerva en la primera conferencia de prensa tras ser designado por el Papa Francisco.

Jorge García Cuerva junto a sus papás, Jorge y Graciela, en la ceremonia de asunción en la Catedral de Buenos Aires.

En esa línea, días antes de su asunción, el ex obispo de Santa Cruz y Tierra del Fuego visitó los estudios de La Opinión Radio y relató a los micrófonos de LU12 AM680 cómo fueron los momentos previos a recibir la noticia.

“El día 15 de mayo, día de San Isidro Labrador, -yo soy del clero de San Isidro y tengo muy presente que ese día celebran su patrono-, habíamos celebrado una misa y tenía dos llamadas perdidas de la Nunciatura, que es como la embajada del Papa en la Argentina. Llamé y era el Nuncio que me decía que tenía que hablar conmigo, que tenía algo muy importante para decirme. Viajé a Buenos Aires y al día siguiente, desde la casa de mis padres que viven en Vicente López me tomé el colectivo, di unas vueltas a la manzana en la Nunciatura que está en la Recoleta y cuando se hicieron las 9.30 entré”, contó el arzobispo.

En esa línea, continuó: “Ahí me dijo que el Papa me había designado Arzobispo de Buenos Aires. Para mi fue un momento de mucha emoción, me quedé callado, medio llorando. Y acepté, como había aceptado todas las propuestas que me habían hecho a lo largo de mi vida en la Iglesia. Fue volver a apostar y creer que este era un nuevo llamado de Jesús“.

Graciela y Jorge acompañaron a su hijo en este nuevo desafío al frente de la Arquidiócesis de Buenos Aires.

Durante la ceremonia donde García Cuerva asumió como Arzobispo, el monseñor dedicó un pasaje especial de su sermón a Río Gallegos, lugar donde nació y logró hacerse de grandes afectos durante su tarea como obispo diocesano.

“Allí nací, me bautizaron y aprendí a caminar. Luego viajé con mi familia a Buenos Aires, pero las sorpresas de Dios me llevaron nuevamente a aquella ciudad del sur para que 50 años después diera los primeros pasos como obispo diocesano”, manifestó.

En ese sentido, destacó que en la Patagonia austral “muchas veces las paredes de las capillas son de viento, el piso es la escarcha y el cielo infinito es el techo. No dejamos que el frío y el viento nos apague la pasión, el entusiasmo, las ganas de anunciar a Jesús y de celebrar la fe y al vida”.

García Cuerva tomó posesión de la cátedra, la sede fija del obispo en el asiento madre de la diócesis. Foto: Eliana Obregón/Télam

Expresó su gratitud hacia la diócesis de la capital santacruceña porque “soñamos juntos ser una iglesia hospital de campaña que recibe a todos, especialmente a los heridos de la vida”, y porque “en tiempos de pandemia, mas allá de las restricciones, fuimos una iglesia viva en la caridad y en el compromiso”.

Su identificación como un hombre sureño no paso desapercibida en la importante ceremonia de este sábado. No solo hizo hincapié en la labor que desarrolló con dedicación en su ciudad natal, sino que también se refirió a su característico clima gélido: “Seguro tienen frío, pero imagínense si esta misa fuera en Río Gallegos, dijo, al tiempo que bromeó con la temperatura de Buenos Aires: “Para nosotros esto es un verano”.

Acto seguido, aprovechó a saludar a las personas de Santa Cruz que asistieron a la importante ceremonia, incluida la gobernadora Alicia Kirchner; el director de Cáritas Río Gallegos, Juan Obando;  referentes diocesanos de Cáritas y Catequesis; los padres Daniel Ferrari, Daniel Ledesma y Fabián Gili; y feligreses de Río Gallegos y Río Grande. “Gracias a todos por estar presentes”, sostuvo.

EN ESTA NOTA Jorge García Cuerva

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