Juana Isabel Bonilla nació el 15 de mayo de 1924 en la ciudad de Punta Arenas, Chile. La hija de Gumercindo y María Ester tenía apenas 10 días cuando llegó a Río Gallegos.


Cursó sus estudios en la Escuela Primaria N° 1, donde en aquellos años, el calendario escolar era muy diferente. “Las clases eran en el verano, terminaban el 25 de mayo y volvíamos en enero. Sería por el frío porque ahora hay clases, antes era sólo en verano”, señaló a La Opinión Austral.

“Primero la escuela estaba donde está LU12, pero después hicieron la nueva y nos cambiamos”, mencionó.
De las aulas recordó a “la maestra Sofía y al maestro Miranday. Aquél entonces eran más estrictas las cosas, ahora no. Íbamos con el guardapolvo tableado, todo muy bien, pañuelo en el bolsillo, las uñas limpitas, sino te daban con el bastón“, recordó y no pudo evitar decir, entre risas, que “ahora es cualquier cosa”.
Tuvo dos hermanas, Lidia y Estrella, y dos hermanos, del segundo matrimonio de su papá, Carlos y “Tati”.
Su familia la conformó junto a Tibet Sánchez. “Me casé y me fui a vivir a Buenos Aires, mi hija nació allá y después de tres años me vine a vivir acá otra vez. Mi marido trabajaba en la obra, él era de Buenos Aires y le gustaba Gallegos”, contó.

Con Liliana de ocho meses, volvieron a instalarse en la capital provincial. La familia se agrandó con la llegada de Daniel Omar. Liliana estudió en el Instituto María Auxiliadora y Daniel en el Colegio Salesiano.
En 2024, cuando Juana cumplió 100 años, llegaron familiares desde Buenos Aires, Trelew y Río Grande, para celebrar con un asado. “La pasé bárbaro”, expresó este miércoles.
Un año antes de su cumpleaños N° 100, en un mal movimiento, se cayó y se quebró, fue operada y hoy tiene una placa, pero su ritmo de vida no se modificó. Si necesita apoyarse, alterna entre un bastón y un andador al que llama “catanga”.
A horas de celebrar su cumpleaños 101, afirmó: “Ando bien, a pesar de haber tenido esa caída, la salud me acompaña“.
Del Río Gallegos de antaño, sostuvo: “Ha cambiado todo. La Roca (hoy avda. Kirchner) no, siempre está en el mismo lugar, pero antes era calle de tierra, no había asfalto”.
“Gallegos está cada vez más grande, antes era más chiquito, la gente se conocía más, ha cambiado mucho”, reconoció.
Con su familia, primero vivió en calle Corrientes, hasta que se mudaron a la casa que construyó su marido en la década de los setenta.
“Tengo unos vecinos magníficos, cuando quedé viuda, todos me dieron su teléfono por cualquier cosa que me pase”, destacó.
Consultada sobre si pidió algún regalo en especial por su cumpleaños, manifestó: “Ando bien de salud, no pido nada”. Su comida favorita es el asado y las achuras y si bien no hay asado programado aún, posiblemente su nieto Marcelo, quien la acompaña en los almuerzos, lo prepare.
El festejo, seguramente el fin de semana, contará con los abrazos y los besos de su hija, sus siete nietos y sus 12 bisnietos.
Juana se siente bien y se le nota, con 101 años de sabiduría a cuestas, cierra la nota con un sonrisa, la misma que brindó durante toda la entrevista, y un consejo: “No coman chatarra, hay que comer sano para andar bien. Siempre como sano”.
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