La falta de azúcar en supermercados, mayoristas y otros mercados se profundizó más durante el fin de semana extra largo en Río Gallegos, capital de la provincia de Santa Cruz. A la falta de abastecimiento porque los ingenios demoraron la zafra por culpa de la sequía se suma ahora la merma en el transporte durante el “finde XXL“.

En todo el país genera preocupación la falta de azúcar y otros productos de la canasta básica en medio de la especulación en torno a la inflación y la suba de precios.

En los supermercados el azúcar “se vende en cuotas”. La zafra, que debía comenzar en mayo, se retrasó por la falta de lluvias y el stock del año pasado no alcanza. No hay azúcar en las góndolas y lo poco que hay se comercializa con restricciones para cada comprador y, en muchos casos, con aumentos de precios. Según el propio Indec, el kilo de azúcar en la Patagonia aumentó un 16% de abril a mayo, al pasar de $354,25 a $412,35 este último mes de mayo.

El móvil de de radio LU12 AM680 recorrió las dos principales cadenas de la ciudad para hacer un relevamiento sobre el endulzante. En uno de ellos, se ofrece solo una primera marca que cotiza a $659 y la etiqueta que exhibe el precio está acompañada de la leyenda “solo consumo familiar“, lo que quiere decir que por ticket se pueden llevar tres unidades.

Lo curioso fue no solo que sea la única opción para consumir sino que la góndola estaba vacía, no había ni siquiera un paquete. Consultado por la razón, uno de los repositores respondió “venimos con problemas para bajar la mercadería suficiente para que todas las familias puedan llevar, no pudimos stockearnos para aguantar el fin de semana largo“. A dos cuadras está el otro supermercado, donde se consigue solo una segunda marca que por kilo sale $611. “2 unidades por cliente”, dice en la góndola. En ninguna de las dos cadenas había azúcar con valores amparados dentro del programa Precios Justos.

El desabastecimiento se traslada a otros productos de la canasta básica. FOTO: LEANDRO FRANCO / LA OPINIÓN AUSTRAL.

Un encargado habló off the récord con el móvil y coincidió en que hace algunos meses están con problemas de abastecimiento para ofrecer los productos de la canasta básica “quisiéramos que todos puedan llevarse lo que tengan ganas, pero no nos llega la mercadería suficiente y si no ponemos estas restricciones en un rato queda vacío”, dijo. También contó que las compras limitadas alcanzan a otras unidades como el arroz, los fideos y el aceite.

¿Y los negocios de cercanía?

Los grandes comercios no son los únicos con conflictos para acumular el stock necesario, y así trabajar con libertad. Los negocios de cercanía, como los kioscos y minimercados, también sienten estas limitaciones a la hora de hacer pedidos. El azúcar y el aceite son complicados de conseguir, y si se consigue son segundas marcas.

A esto se suma que los costos a los que acceden las pymes son mucho más elevados que los acuerdos a los que puede llegar una multinacional con proveedores externos. Por ejemplo, mientras la multinacional compra los lácteos directamente a la oficina de Buenos Aires negociando con el gerente nacional, los kioscos compran a la oficina de Río Gallegos lo que tengan en stock. Asimismo la diversidad de precios entre proveedores locales, porque cada cuál “se la rebusca” para ingresar mercadería a la ciudad a un valor razonable de venta al por mayor.

Los negocios de cercanía también sufren complicaciones para llenar las góndolas. FOTO: JOSÉ SILVA / LA OPINIÓN AUSTRAL

Además, se genera una disparidad entre las mismas pymes: comprando cierta cantidad de mercadería los comercios que tienen los medios económicos para realizar compras voluminosas acceden a un precio preferencial, lo que genera una disparidad entre las pequeñas y medianas empresas. Por ejemplo, un almacén de barrio comprará en menor cantidad y por lo tanto a un precio más alto que un maximercado con mayor flujo de ventas y dinero -que podrá tener “promos” a la venta, como sucede con las cervezas-, ocasionando una competencia desigual entre comerciantes locales. Por esto, vecinas y vecinos de la ciudad pueden encontrar precios muy diferentes entre un local y otro.

Aún no se sabe cuando se regulará esta situación, los carteles de “solo 2 unidades por grupo familiar”, se ven hace meses en la ciudad. Por el momento, la mejor opción es ir comprando día a día para abastecerse y no encontrarse con una sorpresa al llegar al súper.

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