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La comunidad de la Iglesia San Benito de Río Gallegos culminó este domingo con la celebración de las fiestas patronales del fundador de la orden de los benedictinos.


Las actividades iniciaron este jueves con el triduo que finalizó en la jornada del sábado con la presentación de la Orquesta del Barrio y la Orquesta Latinoamericana San Benito.
“Tuvimos una jornada muy linda, con mucha participación de los vecinos y de la comunidad de San Benito. La misa central fue celebrada por nuestro padre obispo Ignacio, y después compartimos un almuerzo comunitario con quienes se quedaron después de la misa. Contamos con la participación del Ballet Rancho Argentino y otros artistas que se sumaron con su canto. La jornada fue muy fraterna y cálida, con un templo lleno de gente. Se sentía el clima de fiesta”, manifestó la hermana Marilú a La Opinión Austral.
En estos días, sostuvo la religiosa “hemos notado la necesidad de encontrarnos y compartir espacios donde podamos crecer en la fe y disfrutar del arte y encontrarnos como vecinos”.
“Este domingo nos acompañó la secretaria de Culto, Dra. Norma Pereyra y el sábado se hizo presente la diputada Roxana Reyes. También tuvimos la visita de nuevos vecinos que se enteraron de nuestras actividades y se acercaron por primera vez para conocer nuestras instalaciones y las actividades que desarrollamos para niños, jóvenes, adolescentes y adultos”, mencionó.
La religiosa destacó que “estos días nos han confirmado que podemos encontrarnos desde las diferencias, tanto religiosas, políticas o sociales, porque todos queremos ayudar al que necesita, vivir la fraternidad y celebrar la fe. Nuestra propuesta pastoral busca ser abierta a todos”.

Sobre el mensaje de San Benito, expresó: “Nos invita a crecer en la interioridad para darle un nuevo sentido al servicio y vivir la ‘hospitalidad’, es lo que fuimos experimentado en estos días y esperamos seguir profundizando en el futuro”.
En cuanto a la homilía del obispo Ignacio Medina, resaltó: “Nos animó a mirar San Benito como modelo de nuestra vida, una vida encarnada en lo cotidiano, centrada en la palabra y Jesús, donde aquello que creemos y celebramos se hace vida en lo cotidiano, en los gestos, en las miradas y en el modo de recibir al otro, especialmente al que más necesita. Fue una fiesta de la fe, una fiesta de la comunidad“.
Finalizando, agradeció “a los medios de comunicación que nos ayudaron a difundir, a comunicar y compartir lo que vivimos en estos días”.

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