La devoción hacia la Virgen del Carmen, también conocida como Nuestra Señora del Carmen o Santa María del Monte Carmelo, tiene sus raíces en el año 1251, cuando San Simón Stock, superior de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, experimentó una aparición mariana que marcaría el inicio de esta hermosa devoción.

Mientras San Simón Stock se encontraba en oración, rogando a Dios por la protección de los carmelitas que sufrían persecución, la Virgen María se le apareció vestida con el hábito de la Orden. Extendiendo su mano, le entregó el escapulario carmelita y le prometió que aquel que lo llevara puesto sería liberado del castigo eterno.

Estos hechos tuvieron lugar en Aylesford, Inglaterra, y desde entonces la devoción a la “Reina y Señora del Monte Carmelo” se ha extendido por todo el mundo, dando frutos de santidad a lo largo de los siglos.

Patrona y generala del Ejército de los Andes

A partir del año 1814, San Martín hará de los pacíficos habitantes de Cuyo heroicos soldados forjadores de libertad y ellos necesitan una Madre que los ampare y de sentido a tanto sacrificio. Es de todos conocida la profunda devoción que el Libertador profesó a la Virgen y que lo hizo nombrarla generala del Ejército Libertador.

Tanta importancia dio al tema que lo decidió con su estado mayor: la devoción a la Virgen del Carmen estaba muy arraigada en Cuyo y casi todos los soldados llevaban su escapulario, eso sin dudas inclinó la balanza.

Es así que el 5 de enero de 1.817, San Martín le entrega su bastón de mando, la nombra generala, y hace bendecir también la Bandera de los Andes saludada por dianas y la banda con cajas y clarines, mientras rompía una salva de veintiún cañonazos, ante el ejército de gran gala y todo el pueblo de Mendoza.

Más tarde, después de sus triunfos, entregará definitivamente su bastón, esta vez en el silencio que acompaña a todo lo grande y dejando estas palabras: “La protección que ha prestado al Ejército de los Andes su Patrona y Generala la Virgen del Carmen son demasiado visibles”.

Ambas reliquias, el bastón y la carta, se conservan hoy en el Camarín de la Virgen, en el templo de San Francisco, como mudos testigos de la parte que Ella tuvo en la grandeza de alma de nuestro Libertador. Siendo Generala del Ejército Argentino, junto a la banda, acompaña a la imagen nuestra bandera, como así también las banderas de Perú y Chile, al ser esta advocación Patrona de los dos países vecinos.

Parroquia Nuestra Señora del Carmen en Río Gallegos (Santa Cruz). La advocación también da nombre el Barrio “Del Carmen” de la capital santacruceña.

La curiosa promesa del Papa Francisco a la Virgen del Carmen

En el año 1990, cuando aún era superior de los Jesuitas en Argentina, el Papa Francisco realizó una curiosa promesa a Nuestra Señora del Carmen, promesa que aún mantiene vigente en la actualidad.

A lo largo de su pontificado, el Papa Francisco ha demostrado su especial devoción por diversos santos y advocaciones marianas. Desde su elección del nombre en honor a San Francisco de Asís hasta su cercanía con la Virgen Desatanudos y Nuestra Señora de Fátima, el Santo Padre ha demostrado su amor y confianza en la intercesión de la Virgen María.

Sin embargo, pocos conocen la promesa que el Papa Francisco le hizo a la Virgen del Carmen en la víspera de su solemnidad en 1990. En una entrevista concedida en 2015, el Papa reveló que desde aquella noche del 15 de julio de 1990, no ha vuelto a ver televisión.

Televisión no veo desde el año 1990. Es una promesa que le hice a la Virgen del Carmen en la noche del 15 de julio de 1990“, afirmó el Papa Francisco. Aunque no dio una razón específica, mencionó que en ese momento sintió que la televisión no era para él y decidió cumplir con la promesa.

Incluso como simpatizante del club de fútbol San Lorenzo, el Papa Francisco confesó que no ve los partidos de su equipo y se mantiene al tanto de los resultados gracias a un guardia suizo que le informa semanalmente sobre los resultados y la posición en la tabla.

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