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Hace pocas horas dejó de existir José Luis Baños, un protagonista de la vida de la ciudad desde siempre, uno de esos personajes que brillan por lo que hacen más allá de lo que dicen y un amigo al que vamos a extrañar con frecuencia, cada vez que recordemos muchos de sus valores.

Tuve la suerte de sentirme amigo desde el Automóvil Club Río Gallegos porque José Luis fue un activo socio siempre presente, cuando se necesitó un asesoramiento, cuando se necesitó una palabra pensada, cuando se necesitó planificar, pero sin aparecer demasiado, sin figurar, sólo por ayudar.

José Luis fue un entusiasta de todos los tiempos en la vida del club y lo mismo para Boxing Club: cuando iba a buscar a mi padre los domingos a la tarde, ahí estaba José Luis con una baraja de cartas y sus amigos, pasando la tarde.

Un hombre dedicado a su negocio y a la vida social sin trampas, un hombre dedicado también a probar otras cosas, como cuando se decidió a jugar al pádel, hasta cuando fuimos a jugar a Punta Arenas representando a clubes locales, un entusiasta de varias inquietudes nuevas, pero siempre con la mesura y la delicadeza de no estropear nada.

José Luis fue un amigo de consulta y, por ende, de confianza para muchos, por su palabra justa, su carácter mesurado y su control de las cosas más allá de las circunstancias y por ello, un personaje muy querido en la ciudad, respetado en el ámbito comercial por su denodado trabajo en su firma, dedicado a mejorar siempre, y un amigo de todos sin tapujos.

Los riogalleguenses de pura cepa le tenemos a José Luis un respeto especial, que se ganó por su forma de ser, y si compartimos cosas y muchas, nunca lo sentí levantar la voz en una charla o en una discusión, por lo que se ganó un respeto fenomenal de todos quienes lo conocimos, tanto a él como a su esposa Ana María.

José Luis deja un recuerdo permanente en el Automóvil Club donde nunca quiso figurar ni estar en nada, en el Boxing donde actuó de la misma manera, pero siempre presente, siempre dando una idea, siempre colaborando de alguna manera, y eso es impagable, por ello este recuerdo y este respeto de un amigo que se fue sin avisar, pero con el cariño y el respeto de todos.

EN ESTA NOTA José Luis Baños

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