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El invierno llegó y llegó con ganas. Desde bien temprano este miércoles, la nieve comenzó a caer sobre la ciudad y cubrió todo con su manto blanco, regalando postales invernales que muchos esperaban desde hacía semanas. A las 6 de la mañana, los primeros copos sorprendieron a los vecinos que salían a trabajar o llevaban a los chicos al colegio. Para algunos, un sobresalto; para otros, una alegría. Porque aunque el frío ya venía haciendo de las suyas, la nieve todavía se hacía desear.


A esa hora, la ciudad se puso en movimiento entre bufandas y gorros, y no faltaron quienes, celular en mano, se detuvieron unos minutos a registrar el momento. A media mañana y mediodía la nevada dio una tregua, pero pasadas las 15 volvió a caer tímidamente hasta volverse intensa y persistente.
Para las 18, los autos ya acumulaban al menos dos centímetros de nieve en sus techos, y las veredas exigían acción rápida de los vecinos con palas y escobillones en mano. Porque si algo sabe el riogalleguense de ley, es que hay que prevenir antes de que el hielo vuelva intransitables las calles.
Los niños del turno tarde salieron del colegio con sonrisas y mejillas coloradas. Mientras tanto, en las calles, los autos circulaban con extrema cautela, aunque más de uno protagonizó algún resbalón propio de esta época: ruedas que patinan, autos que “se van solitos” y maniobras que solo se dominan con experiencia y mucho pulso.
Ya el martes se habían anticipado algunos copos tímidos que no llegaron a asentarse, pero lo de hoy fue distinto. Con temperaturas que oscilaron entre los -1° y -2°, y una sensación térmica que rozó los -10°, el viento del suroeste hizo lo suyo, soplando con fuerza a 50 km/h y ráfagas que alcanzaron los 69 km/h.
Y esto, parece, recién empieza. El pronóstico anticipa más nieve durante la noche, y para el jueves se espera una combinación de nieve y lluvia tanto en la madrugada como en la tarde, con temperaturas que irán de los -3° a los 3°. El viernes no se queda atrás: se espera entre un 10% y un 40% de probabilidad de nuevas precipitaciones, con marcas térmicas que oscilarán entre los -4° y 2°.
Así que a sacar las palas, preparar el chocolate caliente y —por qué no— a disfrutar de este invierno que ya desplegó su encanto en Río Gallegos.
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