“Su ejemplo de patriotismo no ha pasado desapercibido”. Cuando Mariano Ruiz llegó el domingo a Punta Loyola y vio en un cartel esas primeras palabras que eran para él se le erizó la piel y los ojos se humedecieron.
Mariano es un pescador de Río Gallegos que cada vez que puede va la costa junto al puerto ubicado a 20 kilómetros de la capital de Santa Cruz, allí en la desembocadura del río Gallegos donde se abre al mar argentino. Suele sacar buenos ejemplares de róbalo y también busca pinucas, unos mariscos conocidos como lombrices o gusanos de mar, que luego vende como carnada. Pero antes de poner sus pies frente al oleaje del agua, sobre las piedras canto rodado, cada unos 5 o 6 meses, detiene su auto en el camino de ripio que bordea el mar y pone una nueva bandera argentina a metros del emblemático barco Marjory Glen.
Un día de 2019 aprovechó una caña de pescar rota que tenía, intentó hacer un pequeño pozo, colocó la caña y la aseguró con varias piedras en la base. Luego, como un breve acto solemne, ató las dos puntas de una bandera argentina que había llevado. Flameaba gracias al viento patagónico; el mismo que hacía que cada determinado tiempo tenga que renovarla porque quedaba toda rasgada ayudada por la sal del agua.
El pabellón no pasó desapercibido para los pescadores, turistas y visitantes que pasaban por el lugar o se acercaban para contemplar las ruinas del Marjory Glen y conocer su historia de cuando se incendió el carbón que estaba un su interior y encalló en 1911 y de cuando los pilotos de la Fuerza Aérea lo utilizaban como blanco en sus prácticas de tiro para después concretar una de las mayores proezas de combate durante la guerra del Malvinas: los vuelos rasantes a 10 metros del mar con los que dejaron fuera de combate una decena de barcos ingleses.
No hace muchos años la empresa CGC montó un pilar y una placa en reconocimiento a esos pilotos y hay un cartel que cuenta la breve historia del barco que llegó de Escocia con carbón para dar energía a los pobladores de Río Gallegos. Y no había mucho más. Faltaba una bandera y Mariano se dio cuenta y la improvisó con una caña de pescar. Símbolo mayor de los que más frecuentan esas costas en búsqueda de peces.
“¿Cómo un lugar turístico no tiene una bandera de Argentina? Yo pescaba ahí cerca del fogón de los pescadores y siempre pasaba y miraba que había turistas en el barco y motorhomes y no había bandera argentina. Una vuelta fui a pescar y se me rompió la caña y como tenía una bandera en el auto la coloqué justo en la entrada del barco”, contó a La Opinión Austral.
La última vez que Mariano había ido a Loyola fue en octubre y este domingo, luego de un buen día de pesca, cuando llegaba al sitio para renovar el estandarte se sorprendió al ver junto a la caña de pescar un mástil de hierro nuevo y un cartel con un mensaje que lo emocionó y llenó de orgullo. “Estimado Galleguense (anónimo): Su ejemplo de patriotismo no ha pasado desapercibido. Hemos notado que durante varios años ininterrumpidos, ha colocado periódicamente una bandera en este sitio. Le hemos dejado un mástil. Tenga usted el honor de poner la primera bandera en él. GRACIAS. Otros Patriotas Anónimos, como usted”.
El mástil nuevo tenía una bandera celeste y blanca pero en el centro, en lugar de un sol, estaba la figura de las Islas Malvinas. “No la quise sacar”, contó Mariano a La Opinión Austral, que ese día además de renovar la insignia argentina en el mástil realizado con la caña de pescar rota, estrenó otra de la provincia de Santa Cruz que colocó en el nuevo mástil debajo de la que ya estaba.
Luego del día de pesca, Mariano publicó en su cuenta de Facebook lo que había sucedido: “Hoy después de tanto que no iba a Loyola me encontré con esta gran noticia… Hace como 4 años coloqué una bandera en la entrada para el barco con una caña rota, para que se vea más lindo el barco con la bandera… y cada vez que iba a pescar la cambiaba, por el motivo del viento, y me encontré con este reconocimiento… Esta noticia me hizo el día!!!”, expresó.
A raíz de la publicación, la paisajista Mónica Raddavero lo contactó y le reveló el secreto. “Fui quien hizo poner el cartel y el mástil”, le dijo. Es que Mónica es paisajista y ha realizado varios trabajos para la empresa CGC, como los que están alrededor del barco en Loyola, o la restauración de la chata Swift en la costanera de Río Gallegos. Mónica vio la bandera en una caña de pescar y consideró que era necesario darle valor. Ahora iban a contactarse.
Escuchá la entrevista a Mariano Ruiz por Radio LU12 AM680
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