Cientos de vecinos y vecinas asisten diariamente al Natatorio Municipal “Chela Gay”, pero hay uno en particular que tiene asistencia perfecta y no pasa desapercibido.
De patitas blancas y predominante color naranja, un regordete felino llega todas las mañanas al edificio municipal ubicado entre calles Costa Rica y La Manchuria.
“Apareció a principio de año, muy esporádicamente. La gente entraba, él se metía y lo sacábamos. Pensábamos que a la gente le iba incomodar, pero fue al revés, le agradó su presencia”, contó el profesor Micael Berrueta Boniface a La Opinión Austral.
Dado que su estadía diaria no causaba mayores inconvenientes, decidieron tomar precauciones y colocar cartelería para que el felino no acceda a sectores no permitidos y en los que además pudiese correr algún riesgo su integridad.
El “gato Phelps” tiene su rutina, por la mañana se recuesta en una de las sillas mirando hacia el natatorio, vidrio de por medio, y por la tarde, cuando el sol da directo, se posa cerca de los ventanales.
Los vecinos lo quieren “le traen comida y siempre preguntan por él. Nos pone bastante contentos que la gente lo acepte”.
Claro que cuando prefiere un poco más de tranquilidad se dirige a otro sector, más reservado del edificio y se acuesta a dormir una siesta en una camita que desde hace un tiempo ya le han preparado.
Poco se sabe de la vida del “gato nadador” fuera de su rutina en el edificio. Lo que está claro es que el felino es muy querido y saca más de una sonrisa a quienes como parte de su rutina educativa o de recreación asisten diariamente al natatorio municipal de Río Gallegos.
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