Alguna vez, Gerardo Smart se permitió soñar despierto. Imaginó que podía correr hacia el infinito y sentirse completamente libre. “Sueño con echarme un pique”, reveló a Tiempo Sur años atrás, cuando su lucha ya era conocida por la ciudad entera.

 

Su madre y su abuela fallecieron por esa extraña enfermedad. Él sabía que la batalla no era fácil, pero nunca estuvo dispuesto a rendirse, a igual que su hermana, que padece el mismo mal y con quien alguna vez compartió un novedoso tratamiento con celulas madre que no tuvo el resultado esperado.

 

“Hoy estoy bien. En silla de ruedas, pero bien”,  dijo hace dos años. “Yo sigo en casa, pero voy a Ángeles Especiales y a fisioterapia (…) “No cuesta tanto cuando te rodea gente buena y con mucho corazón. No me cuesta tanto como se puede pensar, aunque pasó mucho tiempo”.

EN ESTA NOTA gerardo-smart

Leé más notas de La Opinión Austral