Como todos los domingos, desde la Capilla del Obispado de Río Gallegos, monseñor Jorge García Cuerva presidió la misa.
Durante este período de Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, la Diócesis de Río Gallegos ha transmitido, a través de sus redes sociales, la ceremonia para llegar a todos los fieles. Asimismo laopinionaustral.com.ar acerca cada domingo la transmisión en vivo de la misa.
Atento a los tiempos que corren, en la homilía el Obispo se refirió a las “fiestas clandestinas”, dos palabras que sostuvo “no pueden ir juntas”.
“Fiesta, es una experiencia común de alegría. Es un momento de acción de gracias. Una fiesta alimenta los corazones, renueva la esperanza. Da fuerzas para vivir los sufrimientos y las dificultades de la vida cotidiana. Una fiesta es alimento, “la risa es excelente para la digestión”, decía Jean Vanier. Una fiesta es una experiencia de comunión, de fraternidad. Clandestino, es lo que se hace de forma oculta para burlar la ley y en tiempos de pandemia, es para burlar el cuidado de la vida”, expuso García Cuerva.
“Lo clandestino es lo que se hace de alguna manera en las sombras. Y así como la fiesta se anuncia, se invita y se escucha la música, lo clandestino se hace más sotto voce, más callado, más escondido”, puntualizó.
“En la fiesta se contagia alegría, se contagia esperanza. En lo clandestino en este tiempo de pandemia lo que se contagia es covid”. Comparó “en la fiesta se celebra y se cuida la vida, en lo clandestino no se celebra, porque no se cuida la vida. Por eso más que de fiestas clandestinas, hablaría de juntadas clandestinas o reuniones pero no fiesta”.

Continuó diciendo “¿Qué tiene que ver esto con la Palabra de hoy? Hoy el Evangelio nos habla de la fiesta de bodas del hijo del rey, donde se invita a todos. Aunque algunos se negaron a ir por distintas razones. Nosotros también estamos invitados a la fiesta. En tiempos de pandemia con tanta angustia e incertidumbre, podemos pensar: Dios está loco… ¿no sabe por la que estamos pasando? ¡Sí! ¡Está loco! ¡Loco de alegría, Él es alegría infinita, loco de fraternidad! ¡Nos quiere a todos a su mesa!
Acojamos la invitación a aprender a celebrar la vida y sostenernos en la fe, como Pablo en las privaciones, como en la abundancia, como en la saciedad… es decir en todo momento. Con Jesús resucitado podremos decir: “Todo lo puedo en Aquel que me conforta”, porque ¡Él es la fuente de alegría y fraternidad en todo momento!”.
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