(Por Carlos Aletto) Con la reciente llegada a las librerías argentinas de las novelas "Ardiente secreto" y "Miedo" se cierra un ciclo de rescate del escritor vienés nacionalizado británico Stefan Zweig (1881-1942), cuyas historias ofrecen un vívido retrato de la narrativa popular en su época y continúan atrayendo en la actualidad con tramas cautivantes, intrigas familiares y una fuerza narrativa singular.
La editorial argentina Godot, dedicada a la literatura clásica y contemporánea, ha lanzado nuevas ediciones de las novelas "Ardiente secreto" y "Miedo", de Stefan Zweig, que completan una lista de obras del autor ya publicadas por el sello, entre las que se destacan "Carta de una desconocida", "El candelabro enterrado", "Mendel, el de los libros" y "Los ojos del hermano eterno".
"Ardiente secreto", originalmente titulada "Brennendes Geheimnis" y publicada por primera vez en 1911 por Insel Verlag, ha sido traducida al español en esta oportunidad por Paula Galíndez, ofreciendo así a los lectores hispanohablantes la oportunidad de conocer esta importante obra. La novela relata la vida de un joven aristócrata que, durante sus vacaciones en el collado austríaco de Semmering, se ve envuelto en una compleja trama de seducción y celos. La relación triangular entre el protagonista, una atractiva mujer judía llamada Matilde, y su hijo de 12 años, Edgar, desencadena una serie de eventos perturbadores que exploran temas como la moral, la inocencia y la transición a la edad adulta.
La trama de la novela se desarrolla en quince capítulos, cada uno titulado con precisión para guiar a los lectores a través de la intrincada red de relaciones conflictivas que caracterizan la historia. Desde el primer capítulo, "Compañera de juego", donde el protagonista, conocido simplemente como "el barón", llega al Semmering en busca de distracción, hasta el último, se despliegan los desenlaces emocionales de los personajes.
El tercer capítulo del libro, titulado "Terceto", es crucial en la medida en que el barón da muestras concretas de su rebuscado plan para acercarse a Matilde a través de Edgar, su hijo. Durante una cena en el comedor del hotel, el barón se hace notar por su retraso, lo que permite que Edgar lo vea llegar y le haga señas. Edgar, entusiasmado, le presenta a su madre, y el barón, a pesar de la incomodidad que muestra Matilde, aprovecha la oportunidad para saludarla con cortesía y entablar una conversación. Después de la cena, el niño insiste en sentar al barón a su mesa, lo que su madre permite con ciertas reservas. El hombre, con habilidad, elogia a Matilde y se gana su atención. Edgar, feliz por la interacción entre su madre y el protagonista, pasa la noche con sentimientos encontrados entre la dicha y la desesperación infantil.
Al día siguiente, Edgar se despierta temprano y ansioso por encontrarse con el barón para su paseo matutino. Cuando finalmente se encuentran, el hombre decide caminar, pero sin comprometerse a un paseo conjunto en ese momento. Sin embargo, cuando Matilde se une a ellos, el barón la invita a acompañarlos, lo que molesta a Edgar, quien deseaba tener al barón solo para él.
Durante el paseo, el barón muestra un gran interés tanto en Edgar como en su madre, alimentando la sensación de importancia en el niño y sus sueños de adultez. Al mediodía, el barón se une a la mesa de Matilde, estableciendo así una relación más estrecha entre ellos.
La dinámica entre los tres se va desarrollando como un aparente armonioso terceto, que en realidad evidencia las formas en que este señor pone en funcionamiento para conquistar a una madre por medio de su hijo.
Con una prosa exquisita y la construcción de personajes sólidos, Zweig reflexiona sobre la naturaleza humana y la fragilidad de nuestras convicciones morales, explorando temas universales como el amor, la traición, el engaño y el sacrificio.
La novela ha sido elogiada tanto por la crítica actual como por destacados escritores contemporáneos al autor, como fue el caso de Hermann Hesse, quien reconoció rápidamente su valor literario.
Figuras como Sigmund Freud y Arthur Schnitzler han sido de gran impacto en la narrativa de Zweig, que ofrece una perspectiva singular sobre los procesos psicológicos y la sensibilidad de los personajes, convirtiendo esta obra en un clásico de la literatura universal.
Además de su éxito en el ámbito literario, "Ardiente secreto" también ha dejado huella en el cine. En 1933, fue adaptada a la pantalla grande y la película titulada "Brennendes Geheimnis" fue dirigida por Robert Siodmak. Más tarde, en 1988, apareció "Secreto en llamas", una nueva versión de la película, de Andrew Birkin y protagonizada por Klaus Maria Brandauer y Faye Dunaway.
Por su parte, la otra novela corta que acaba de editar Godot, "Miedo", conocida como "Angst" en alemán, fue publicada por primera vez en 1920, y esta vez fue traducida por Nicole Narbebury. Esta novela narra la historia del turbulento mundo interior de Irene Wagner, una joven burguesa casada con un abogado y madre de dos niños, cuya aparente vida tranquila se ve de pronto sacudida por el engaño y la extorsión. Los días de Irene dan un giro inesperado cuando descubre que su amante tiene una novia, quien la confronta en el portal de su casa exigiéndole dinero para mantener su silencio y evitar que su marido se entere de la aventura. A medida que la extorsión de la mujer se intensifica, Irene se ve consumida por el miedo y la ansiedad. A pesar de sus intentos por contarle la situación a su marido y salir de la situación de encierro mental y emocional, se siente impotente y atrapada en una red de paranoias y chantajes. Frente a la posibilidad de que su secreto sea puesto al descubierto desequilibra al personaje y experimenta una catarsis emocional.
El primer capítulo de "Miedo" es una obra maestra del género novelesco. Se detiene en el momento en que la protagonista queda un estado de ansiedad y temor luego de un encuentro esa mujer. A su vez, el encuentro fortuito con su esposo desencadena una serie de enredos que desvelan una sucesión de engaños y manipulaciones. La narración de la lucha interna de Irene entre su vida burguesa aparentemente perfecta y sus impulsos deseantes clandestinos agrega capas de complejidad al personaje y profundidad a la trama.
La tensión alcanza su punto máximo cuando Irene se ve obligada a enfrentarse a su esposo en una situación incómoda durante una fiesta, donde su comportamiento fuera de lo común despierta su sospecha y su matrimonio se pone en riesgo. La descripción detallada de sus interacciones muestra el conflicto interno de Irene y su creciente sensación de peligro y vulnerabilidad.
La intriga se intensifica a medida que la extorsionadora presiona a Irene para que le entregue más dinero, llevándola al límite de sus recursos financieros y emocionales, al punto de tener que sacrificar cosas de mucho valor material y sentimental para satisfacer las demandas del chantaje.
El relato está cargado de simbolismo, desde la lucha de Irene contra una "enemiga omnipresente" hasta su búsqueda de redención y liberación a través del acto final. Los elementos visuales y sensoriales, como la luz primaveral y el aroma de la farmacia, añaden profundidad poética a la narrativa y contribuyen en la creación de una atmósfera vívida y evocadora.
El clímax se alcanza con la revelación de la manipulación a la que ha sido sometida y sus efectos en el estado de introspección y aceptación en el que ella queda. No obstante, la presencia reconfortante de los hijos representa para Irene la opción de renovación y esperanza. La imagen de los niños, inocentes y alegres, contrasta con el dolor y la confusión de Irene, ofreciendo un rayo de luz en medio de la oscuridad.
También "Miedo" ha sido traspuesta en versiones cinematográficas. La primera adaptación se remonta a 1928 con la película "Silenciosa Acusación", dirigida por Hans Steinhoff. En 1936, se lanzó otra adaptación titulada "La Peur", dirigida por Viktor Tourjansky. En 1954, el renombrado director Roberto Rossellini filmó una versión en "Ya no creo en el amor", que contó con un elenco estelar e incluyó en su elenco a Ingrid Bergman, Mathias Wieman, Edith Schultze-Westrum y Klaus Kinski. En 1992, "La Peur" fue adaptada nuevamente, esta vez para la televisión, bajo la dirección de Daniel Vigne. Finalmente, en 2007, se estrenó "Oviedo Express" del director Gonzalo Suárez, una adaptación más moderna y contemporánea de la obra de Zweig.
Las traducciones actualizadas de estas dos novelas que hoy se encuentran en las librerías argentinas demuestran el buen gusto y la sagacidad de jóvenes editores argentinos que, en su búsqueda de satisfacer el mercado, dan con verdaderas joyas todo el tiempo.
(Télam)

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