Eduardo Aguirre fue soldado conscripto del Ejército y formó parte de las tropas argentinas que llegaron el 2 de abril a las Islas Malvinas, integrando una sección del Regimiento de Infantería 25 de Sarmiento. Su historia, como la de cada ex combatiente, no es una más.

Todo empieza tras el combate, fue trasladado junto a otros heridos al Hospital Militar de Campaña que se montó en Puerto Argentino y, luego, lo llevaron hasta Comodoro Rivadavia donde quedó internado en el Hospital Regional hasta su recuperación.

En el nosocomio, fue recibido por quien, en aquel momento, era una estudiante de enfermería de Caleta OliviaGladys Godoy, que tenía 22 años y realizaba las prácticas en la ciudad de Chubut.

Un joven Eduardo, durante el conflicto que originó su historia.

El soldado había sufrido la enfermedad conocida como “pie de trinchera“, producto de los largos días en los pozos anegados de agua fría. Cuando le dieron el alta, Aguirre retornó a su provincia natal, Córdoba, pero antes de irse le obsequió su chaleco a Gladys, con una dedicatoria especial.

“Para Gladys con cariño, Eduardo. 22/6/1982”, rezaba la prenda en su interior, escrito con birome. Ninguno de los dos supo nada del otro en más de 40 años, hasta que un día, en un acto escolar, un niño llevó el chaleco a la escuela.

Gladys, con la prenda de Aguirre. Por dentro, la dedicatoria.

Alcira Godoy, es hermana de Gladys y la abuela de Agustín, el niño de 5 años que decidió llevar ese valioso objeto al jardín de infantes. Ella misma, tiene el chaleco resguardado desde hace unos 17 años, a pedido de su hermana. En ese momento, comenzó la intensa búsqueda de la mano de otro veterano: Pablo Carrizo.

Después de semanas de búsqueda, apareció el nombre del soldado que había regalado la prenda: era Eduardo Aguirre y vivía en Córdoba. La felicidad y la emoción fue total. Primero hubo un encuentro virtual entre ambos, pero el ex combatiente tenía que volver al lugar donde empezó y terminó todo. De esta manera, acordó viajar a sur junto a su familia para reencontrarse con Gladys que aún conservaba el chaleco como recuerdo.

El inolvidable reencuentro se dio en el aeropuerto de Comodoro Rivadavia, donde se fundieron en un abrazo. Luego, fueron invitados por los veteranos de guerra que residen en Caleta Olivia para asistir a la Sala Itinerante de Malvinas.

Este fin de semana volvieron a vivirse momentos de profunda emoción. “Gladys me esperaba en el aeropuerto y nos dimos un abrazo interminable. Me encontré con compañeros que estuvieron conmigo en el pozo durante 41 años sin contacto alguno. Fue un momento muy emotivo y completo, para mí, fue más que una enfermera, fue mi amigahermana madre“, dijo Aguirre. La historia se revivió, pero, esta vez, en un capítulo de emoción y cariño.

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