La posición del cuerpo al momento de dormir es importante para favorecer los procesos de restauración y regeneración del metabolismo que se llevan a cabo durante el descanso. Una mala postura traerá al despertar dolores, malestar y, probablemente, malhumor para afrontar la nueva jornada.
Por eso, hay detalles que hacen a la calidad del sueño, como el ambiente, que debe ser oscuro, tranquilo y sin ruidos; la almohada, que debe tener la altura y la dureza justa, además de quedar en línea con los hombros; el colchón, que, idealmente, debería cambiarse cada 10 años.
Dormir con una almohada entre las piernas: ¿Es recomendable?
La postura corporal es un punto fundamental del “buen dormir”, de las cuales hay varias opiniones pero el consenso general propone a la fetal como la más conveniente. Además, los expertos destacan virtudes en la práctica de colocar una almohada entre las piernas.
Ventajas de la almohada entre las piernas para un mejor descanso:
- Mantiene las caderas quietas, para impedir desplazamientos durante el sueño.
- Elimina la tensión en los músculos de la espalda.
- Alivia dolores de lumbago o ciática, así como la posible rigidez muscular que deriva en contracturas.
- Beneficia la circulación sanguínea de las piernas, con la consecuente prevención de las várices.
Cuáles son las mejores posturas para dormir
De mayor a menor, las posturas más aconsejadas para dormir son:
Postura fetal
Esta posición, hacia el lateral izquierdo, es la más recomendada por los expertos, ya que permite que los músculos se relajen de forma natural y alivia la rigidez de la espalda. Favorece el drenaje linfático, evita los ronquidos e impide el reflujo gástrico. Sin embargo, provoca tensiones en el cuello, la columna vertebral y la pelvis.
Boca arriba
Esta posición ayuda a mantener una postura correcta, cómoda y relajada y de esta manera obtener un descanso más completo, aunque aumenta las probabilidades de ronquido y reflujo gástrico. Una almohada debajo de las rodillas puede ayudar a mejorar la alineación de la columna.
Boca abajo
Esta es la postura más desaconsejada por expertos, ya que se torsiona e, inevitablemente, el cuello se fuerza en el esfuerzo para respirar, lo que carga de tensión a las vértebras. Además, puede aumentar el reflujo gástrico, ya que el estómago está siendo comprimido.
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