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En el marco de la 45ª peregrinación a la Virgen de Güer Aike, uno de los eventos de fe más convocantes de Río Gallegos, el referente comunitario Juan “Chili” Obando compartió una reflexión que rápidamente conmovió a vecinos y peregrinos. Su mensaje, cargado de sensibilidad y simbolismo patagónico, se volvió viral en la mañana del 8 de diciembre.
Obando, exdirector de Cáritas Diocesana y reconocido por su labor junto a las familias más vulnerables, inició su reflexión con una comparación cotidiana que busca explicar el sentido profundo de la peregrinación: “Peregrinar es como devolver el tupper a mamá”.
A partir de esa imagen, describió la caminata hacia Güer Aike como una experiencia íntima y profundamente anclada en la identidad del sur. “Güer Aike es distinta. Güer Aike es nuestra. Es la Virgen que nos mira desde este viento patagónico que todo lo barre menos la fe”, escribió, aludiendo también a la imprevisibilidad del clima local: sol, viento, lluvia, granizo e incluso nieve en pleno diciembre.
Obando recordó otras peregrinaciones importantes en su vida -Luján, la Virgen de las Nieves en Trevelin, la Gruta de Lourdes en Puerto Deseado-, pero destacó que el camino a Güer Aike “tiene algo que te habla bajito, como hablaba mamá cuando uno llegaba cansado”.
Volver a la Madre con “el tupper vacío”
En uno de los pasajes más compartidos de su escrito, Obando explicó que peregrinar es “volver a la Madre para que nos devuelva comida para el corazón”. Con lenguaje cercano, detalló lo que cada peregrino lleva en su interior al iniciar la caminata: cansancio, golpes, hambre de paz, de amor, de trabajo y de un abrazo que acomode el alma.
“Mamá, acá está el tupper. Viene medio vacío”, escribió para graficar la entrega sincera ante la Virgen. Y añadió que María, como toda madre, recibe ese gesto “sin reclamar nada” y lo vuelve a llenar con fe, ánimo y fuerza para seguir adelante.
La peregrinación a la Virgen de Güer Aike convocó nuevamente a cientos de vecinos que caminaron desde las primeras horas del día, reafirmando una tradición que atraviesa generaciones. Para Obando, ese retorno anual al santuario es un gesto simple y profundo: “Caminemos a Güer Aike como quien vuelve a casa. Con el tupper vacío, sí… pero con el alma lista para ser llenada de nuevo”.
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