La historia de Yasser Emir es única, son hermanos de Río Gallegos con una enfermedad que tienen menos de 40 personas en todo el mundo. Para llegar al diagnóstico atravesaron estudios de todo tipo y dar con él no fue nada fácil.

El diagnóstico certero llegó en el 2013, cuando Yasser tenía nueve años y Emir tenía diez. Fue de casualidad, cuando la familia retorna a Río Gallegos después de unas vacaciones. Yasser se había cortado un brazo que no sanaba y se sentía mal. Un estudio reveló que había una especie de células que daba indicios de leucemia. Fue derivado a Buenos Aires a la Clínica Bazterrica donde la descartan.

Estuvo internado y la infección mermó, así que la familia vuelve a Río Gallegos. A los 20 días, empeora y nuevamente es derivado. “En la Bazterrica expresan que la clínica no estaba preparada para determinar qué era lo que le pasaba, porque estaba grave y no daban con el diagnóstico, ahí me derivan al Garrahan”, explicó tiempo atrás Ivana, mamá de los chicos, a La Opinión Austral.

Una médica iba a viajar a Estados Unidos, así que llevó la muestra de Yasser. “Sus estudios revelan que tenía plaquetas, pero no funcionaban. Ahí descubren que los glóbulos blancos también estaban mal”, agregó. Un mes después la citan a Ivana: “El inmunólogo estaba terriblemente sorprendido porque no podían creer que estaba vivo“, contó.

Seguidamente, a la mamá le dijeron “hay que buscar al hermano urgente‘. Emir, para ese entonces, tenía diez años y estaba en Río Gallegos. Ivana viaja y lo encuentra repleto de moretones después de haber estado jugando con la perra. En ese momento se dio cuenta que tenían lo mismo.

Hoy la familia está en Buenos Aires, derivada porque a Yasser se le infectó una muela. “Cualquier cirugía o cualquier cosa que le tengan que hacer es de fuerza mayor. A una persona normal se le saca la muela y listo, pero le tienen que retirar cuatro piezas dentarias porque la infección se desparramó, si entra quirófano se puede morir desangrado porque no coagula”, contó Ivana.

Yasser se recupera de la intervención en Buenos Aires. Acompañado de Nico y Emir, sus hermanos, y sus padres.

Cuando Yasser tenía ocho años le pusieron un hueso ortopédico en la mandíbula que ahora hubo que cambiárselo y colocar un sustituto óseo. “Lo estuvimos preparando dos meses, llega hasta la puerta del quirófano y los médicos de hematología no se animaban a operarlo. El problema fue armar el equipo para que lo operen”, detalló Ivana.

Después de armar todo un equipo de médicos para sustituir la mitad del maxilar y sacar las piezas dentarias, Yasser pasó siete horas en el quirófano. Cuando cicatrice, volverá a ser operado para terminar el arreglo. “Salió invicto, como un gladiador“, dijo su mamá emocionada.

Leé más notas de La Opinión Austral