(Por Leila Torres) "Don Pascual", la mítica historieta creada por el dibujante argentino Roberto Battaglia que cuenta las aventuras del almacenero homónimo y sus numerosos amigos, es compilada ahora por primera vez en dos libros (uno con las tiras a color y otro en blanco y negro) gracias a la Biblioteca Nacional como parte del proyecto "Papel de Kiosco", que sale al rescate de obras fundamentales del humor gráfico de Argentina.
Publicadas originariamente en la revista Patoruzito desde 1945 hasta 1962, las historias del almacenero Don Pascual marcaron a más de una generación de lectores y significaron un antes y un después en la creación de las tiras humorísticas. Con la colaboración de un grupo de lectores y estudiosos de la obra de Battaglia, la Biblioteca Nacional presenta hoy la recopilación completa de la historieta en dos tomos. El primer volumen comprende la etapa color, es decir, desde 1945 a 1957; mientras que el segundo incluye la etapa blanco y negro, desde 1957 a 1962.
Roberto César Battaglia nació en el barrio porteño de Villa del Parque el 17 de febrero de 1923. A comienzos de los años cuarenta, comenzó a trabajar en medios gráficos, destacándose en las revistas Cascabel, Bichofeo, Patoruzú, Patoruzito y en diversos diarios, siendo Crítica el más importante. En las revistas de la editorial Dante Quinterno creó tapas, historietas y series de humor gráfica como Orsolino, director, María Luz, ¡Nos tientan!, Motín a bordo y Mangucho y Meneca, que en sus últimos años cambiaron su nombre a "Don Pascual", su máxima obra.
"Battaglia fue un dibujante excepcional, dotado de una capacidad de retratar desde el humor 'el sentido humano', tal como él mismo explica en un texto incluido en el libro. Fue además un creador de secuencias historietísticas que quedan grabadas a fuego, por su delirio, ternura y por su dibujo: Battaglia (sobre todo en 'Don Pascual') es claramente un dibujante que ya tiene en su trazo y en su cabeza a los dibujos animados. Todo se mueve en esas medias páginas, todo tiene vida", describe a Télam, Lautaro Ortiz, quien estuvo a cargo de la edición de los libros y fue convocado por Juan Sasturain para llevar a cabo el proyecto.
A fines de la década de 1950, Battaglia fue a probar suerte como dibujante en Estados Unidos, donde finalmente se radicó. Durante un tiempo siguió enviando sus trabajos por correo a los medios argentinos hasta que un día sus amigos dejaron de tener noticias sobre él. Las historias sobre el rumbo misterioso del humorista gráfico afloraron y se multiplicaron. Mientras algunos aseguraban que trabajaba como empleado en una farmacia, otros afirmaban que lo hacía como chofer de colectivos. Había quienes decían que se ganaba la vida en una pinturería.
Sobre la noticia de su muerte el 21 de junio de 2006 no hubo dudas. Fue enterrado en un cementerio de Nueva Jersey, dejando tras de sí un aporte valiosísimo en la historieta argentina.
Durante 17 años, la tira "Don Pascual" formó parte de la publicación creada por Dante Quinterno que impuso un modelo de revistas de historietas para todos los públicos. Con esta máxima, Patoruzito combinaba a maestros de la historieta "seria" como Alberto Breccia y su Vito Nervio, Alex Raymond y su Flash Gordon, a Raul Roux con Fierro a Fierro o a José Luis Salinas con Hernán el Corsario, entre tantos otros, con series humorísticas para chicos como el "Patoruzito" de Quinterno, "El gnomo pimentón" de Oscar Blotta y "Langostino" de Eduardo Ferro.
En "Don Pascual", el escenario del almacén sale del lugar ordinario. "El almacén del que es dueño Don Pascual es un almacén sin nombre porque es todos los almacenes y es el escenario-excusa por donde pasan las aventuras de sus amigos y por donde pasa la vida de los argentinos", señala el editor del proyecto.
"Incluso hoy, el almacén sigue siendo el lugar donde suceden cosas, diálogos, miradas, historias e incluso amores. Don Pascual vive en carne propia los deseos y frustraciones de quienes pasan por su almacén, e incluso sufre y padece las inclemencias políticas argentinas: el peronismo, golpe de Estado del 55, la libertadora, Frondizi, Alsogaray y su plan invernal, el dictador Rojas y sus persecuciones. Todos están presentes en ese almacén, que acaso sea el gran ojo por donde Battaglia pudo retratar a los argentinos en un periodo que va desde 1945 a 1962", cuenta Ortiz.
Las tiras configuran, de esta manera, un "retrato de la historial cultural argentina" en la que los lectores pueden asistir al "fanatismo por la radio, el teatro, la llegada de la TV, a la disputa musical entre tangueros y la llamada nueva ola, a la llegada del vinilo", precisa Ortiz.
¿En qué medida resultaría incómodo o generaría una sensibilidad hoy en día el arquetipo del inmigrante dueño y avaro? "No podemos ponernos a analizar ni a leer ni a interpretar la cultura argentina desde la vereda de los "literales", responde el editor y agrega: "Todo lo que sucede en esa obra de Battaglia, incluso las exageraciones y locuras más disparatadas, corresponden a la época, al momento histórico en que se dibujaba (Battaglia entregaba semana a semana su tira) y, por lo tanto, nos hablan de esa sociedad, de sus costumbres de sus modos de hablar, de comunicarse".
Hasta ahora, las tiras habían sido leídas de forma parcial. Con esta compilación en dos tomos, se puede leer de forma completa gracias a la digitalización y restauración del personal de la Biblioteca Nacional. "Gracias al Estado argentino este libro, soñado por coleccionistas y estudiosos de la historieta, se pudo realizar y hoy tenemos esta edición completa de Don Pascual. Al mismo tiempo, hay que subrayar que este tipo de libros no es un mero capricho de recuperación histórica, sino el fin de una deuda que la argentina tenía con uno de los fundamentales dibujantes argentinos. En Don Pascual están las claves y los secretos de todo el humor moderno argentino", concluye Ortiz.
"Don Pascual" forma parte de la colección Papel de Kiosco, que se propone recuperar obras fundamentales de la historieta y el humor gráfico argentinos. Este trabajo fue realizado también por Pablo De Santis, Miguel Dao, Carlos Altgelt, Migues Estévez, Judith Gociol, Juan Sasturain y Antolín Olgiatti, quienes aportan contenido teórico y analítico a los libros. Anteriormente la Biblioteca Nacional publicó "Las aventuras del Negro Raúl" de Arturo Lanteri. (Télam)
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