El 5 de noviembre de 2006, el juez Rauf Abdelrahmán leyó la sentencia de pena de muerte a Sadam, sentenciado a morir en la horca por el Alto Tribunal Penal iraquí (controlado por Estados Unidos), que lo encontró culpable de los hechos imputados en Duyail.
El Alto Tribunal Penal iraquí programó la ejecución de Sadam para el 2 de enero de 2007. Los altos funcionarios iraquíes nombrados por la coalición se apresuraron a tomar la decisión de su muerte antes de la llegada de 2007.
El 29 de diciembre de 2006, Huseín entregó su testamento a sus hermanos y fue entregado a la autoridad provisional de Irak. La ejecución de Sadam Huseín tuvo lugar el día sábado 30 de diciembre de 2006. Se le ejecutó en presencia de un clérigo, un médico y un juez, además de un gran número de testigos, todos ellos de origen iraquí aunque autorizados por Estados Unidos.
En un vídeo realizado con un móvil en el momento de la ejecución, se escucha cómo el expresidente iraquí se enfrenta dialécticamente a sus verdugos. Huseín se negó a que le cubriesen la cabeza con una capucha antes del ahorcamiento.
Tras la ejecución, en aquella misma jornada, una cadena de atentados sacudió Bagdad dejando al menos 70 muertos, después de que el Partido Baaz pidiera a los iraquíes venganza por el asesinato del expresidente a manos de los invasores. Su cuerpo fue entregado a sus familiares para ser enterrado en su ciudad natal.
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