“¿Que hacés acá, pedazo de violín?”, le dijo un hombre a otro cuando lo encontró en la habitación en la que descansaba un menor de edad, antes de someterlo a una brutal golpiza que derivaría en un homicidio.

El caso de justicia por mano propia se registró en una casa de 28 de Noviembre y se remite a diciembre de 2019. Fue en la mañana del seis del mes antes mencionado, cuando un grupo de amigos se habían juntado a compartir unas bebidas alcohólicas, desconociendo que todo terminaría en un hecho de sangre.

Todo fue protagonizado por los hermanos Ariel y Alexander Martínez y Sergio Ernesto Barría Mansilla, un hombre de nacionalidad chilena de 40 años que encontraría la muerte horas después de destapar la primera cerveza.

Tal como lo informó La Opinión Austral, todo empezó en el interior de una casa ubicada en la calle Hipólito Irigoyen al 700, que es propiedad de los Martínez. Allí los hermanos se juntaron a compartir bebidas con Bórquez Mansilla y otro hombre de apellido Gómez.

Las cervezas y vinos fueron pasando. En una de las habitaciones estaba durmiendo el hijo de uno de los Martínez, un nene de 12 años. En momento dado, Bórquez fue al baño y, en vez de regresar al living, decidió ir a la habitación del menor para intentar abusar de él.

La situación no pasó desapercibida para los presentes, quienes rápidamente fueron a la pieza y dijeron la frase con la que da inicio esta nota. No se trató sólo de insultos, los hermanos decidieron someter a golpes al agresor sexual y decidieron hacer justicia de mano propia.

Además de haberlo golpeado hasta el cansancio, Alexander, el tío del menor, tomó un cuchillo de grandes dimensiones y le clavó cuatro puñaladas a Bórquez: las estocadas fueron al cuello y al abdomen, por lo que minutos después moriría desangrado.

El juicio se hizo este jueves en Río Turbio y el tribunal de la Cámara Oral estuvo conformado por Joaquín Cabral, Jorge Yance y María Alejandra Vila. Los hermanos contaron con la representación de abogados oficiales (Emin Charif Sat y Berta Vivar). Por el lado de la Fiscalía estuvo Iván Saldivia.

El debate iba a ser abreviado: el tío del menor se iba a hacer cargo del delito, pero para el tribunal la declaración no fue lisa y llana. Su abogado lo asesoró y tras una ampliación de declaratoria, finalmente el abreviado fue aceptado.

Para la Fiscalía, el delito estuvo acreditado y pidió nueve años de prisión para ambos. A uno por autor y al restante por ser partícipe necesario. Cabe remarcar que el hecho de intento de abuso funcionó como atenuante (acreditado en la Cámara Gesell) y lo mismo sucedió con el consumo de bebidas alcohólicas. Las defensas mostraron su conformidad. La sentencia se conocerá la semana que viene.

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