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Por Jorge Cicuttin

“Imaginen que si acelero en las curvas, ahora voy a acelerar mucho más”. Javier Milei fue claro en Expoagro, después de la represión y los choques fuera -y dentro- del Congreso en la marcha de los jubilados junto a las hinchadas de fútbol. El apoyo contundente a la cuestionada ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, fue otra muestra más de un presidente que se decidió por intentar recuperar la iniciativa política.

El inicio del 2025 mostró una cara de Milei a la que la sociedad no estaba acostumbrada. Un presidente a la defensiva. “Le están entrando las balas”, se acostumbra a decir en la política en los momentos en los que a un funcionario o a un gobierno la sociedad comienza a cuestionar sus acciones a partir de errores muchas veces autoinflingidos.

Milei busca recuperar la ofensiva en un año en el que enfrenta las primeras elecciones desde que está en el poder.

Voy a acelerar mucho más”, pronostica. Y siempre al acelerar en las curvas el riesgo a chocar está presente. Pero así llegó al gobierno y así logró cambios en el país que para una mayoría eran impensados.

El presidente se siente cómodo acelerando, arriesgando. Permanecer a la defensiva perjudica su imagen y esto es lo que vino ocurriendo desde fines del año pasado.

Comenzó con su polémico discurso en Davos en el que directamente atacó a los homosexuales, al feminismo y a la comunidad LGBTIQ+. La respuesta fue una multitudinaria marcha en noviembre, que obligó a Milei a dar explicaciones ante sus periodistas y medios amigos. “Me malinterpretaron”, dijo.

Luego llegó el escándalo de la criptoestafa con la moneda virtual $LIBRA. Duro golpe contra el presidente y su entorno más querido -incluyó a su hermana Karina, “el jefe”-, que traspasó las fronteras con el inicio de causas judiciales en la Argentina y Estados Unidos. Otra vez Milei se vio obligado a ponerse a la defensiva, con pasos fallidos como el reportaje editado con el periodista Jonatan Viale.

Luego llegó el fracaso en el Congreso que lo llevó a nombrar a dos miembros de la Corte Suprema por decreto, algo que está lejos de resolverse.

La represión a la marcha al Congreso por los jubilados estuvo acompañada por una pelea que llegó a los golpes en Diputados, en la que los protagonistas fueron los propios legisladores oficialistas.

Para colmo, mientras se sigue discutiendo la firma del acuerdo con el Fondo Monetario con un Banco Central que sigue perdiendo reservas, la inflación de febrero mostró un salto frente al cual Milei propuso una floja explicación: “Fue porque aumentó la carne, de lo contrario la inflación estaría en un1,8%”, dijo. Como si eso tranquilizara a los bolsillos de los trabajadores cuando llegan a las carnicerías.

Esta nueva etapa de un Milei a la defensiva se está viendo reflejada en las encuestas. Todas coinciden en que la imagen presidencial está golpeada.

Los analistas entienden que el “raid presidencial” de las últimas semanas provocó un deterioro de la base de apoyo al gobierno. Hay una caída en las evaluaciones de gestión, en la imagen del presidente, de sus atributos, y en las expectativas económicas generales y personales.

En febrero, tanto la imagen presidencial como la gestión de gobierno reflejaron una reducción de unos 3 puntos.

Todavía el apoyo se mantiene en algo más que 40 puntos y su núcleo duro de votantes se mantiene firme. Pero el golpe lo recibe en “los márgenes”. Y en este sector empezó a verse tanto cierta intranquilidad sobre el futuro como decepción con la figura presidencial.

Aún se están elaborando trabajos serios sobre la mirada en la sociedad de los hechos del miércoles pasado en el Congreso. En el gobierno había cierto optimismo porque afirmaban que la represión a los manifestantes apuntalaba a su núcleo duro. Pero según los resultados de la consultora Ad hoc señala que el núcleo duro no se movió, pero muchos de sus posibles electores periféricos no creyeron en el relato oficial de los hechos y rechazaron la represión a los jubilados.

El gobierno recibió los golpes y está actuando en consecuencia. Por eso la diferencia en su reacción ante la tragedia de Bahía Blanca en diciembre de 2023 –“Ellos deberán solucionar el tema por su cuenta”, dijo entonces Milei-, a la que ocurrió la semana pasada con las trágicas inundaciones. Milei se vio obligado a hacer un viaje relámpago y muy custodiado al lugar y a anunciar ayuda económica para la reconstrucción de la ciudad.

En los próximos días enfrentará la ofensiva de la oposición en el Congreso por los nombramientos de dos ministros de la Corte por decreto y la aceptación del DNU por el acuerdo con el Fondo. Para colmo, la marcha del próximo miércoles de los jubilados al Congreso pronostica nuevos choques en las calles. Y la CGT parece haberse despertado de una cómoda siesta y anunció un paro general antes del 10 de abril.

La marcha del 24 de marzo, multitudinaria como siempre, marcará también el termómetro de la calle.

Frente a estos desafíos, Milei asegura que acelerará. Un movimiento siempre peligroso.

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