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El martes se desató un nuevo y encendido capítulo en la ya tensa relación entre la dirigencia política y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el tesorero de la entidad futbolística, Pablo Toviggino —hombre de máxima confianza de Claudio “Chiqui” Tapia—, protagonizaron un duro cruce con declaraciones que incluyeron acusaciones de violencia, censura, e incluso, terrorismo.
Todo comenzó cuando Toviggino lanzó una serie de mensajes en redes sociales cargando duramente contra el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, luego de que este criticara a la AFA por, según él, “hacer política” con el anuncio del regreso del público visitante a las canchas. El tesorero respondió con insultos directos, calificando al funcionario como un “hombrecito de dientes amarillos” y sugiriendo que su tiempo en el gobierno ya estaba agotado.
La respuesta de Bullrich no se hizo esperar. A través de su cuenta en X (ex Twitter), la ministra instó públicamente al dirigente a retractarse, afirmando que sus dichos eran “abiertamente mafiosos” y “una forma de violencia ejercida contra un ciudadano”. “Si queremos volver a tener público visitante en las canchas, necesitamos una AFA que dé el ejemplo, no dirigentes que se comporten como barrasbravas”, sentenció.
Además, Bullrich fue más allá y amenazó con impedir el ingreso de Toviggino a los estadios si no se retractaba: “En caso de no hacerlo, procederemos a tomar medidas de admisión a los lugares correspondientes”.
Toviggino no se calló y contraatacó con dureza
Fiel a su estilo frontal, Toviggino respondió con una carta pública en la que rechazó “en todos sus términos” la carta documento enviada por Bullrich. Tildó el accionar de la ministra como “censura disfrazada de institucionalidad” y aseguró: “Me reservo todos los derechos constitucionales y legales que me amparan para continuar diciendo lo que pienso, cuando quiera, como quiera y donde quiera. Le guste o no, Sra. Ministra, eso es la libertad”.
El dirigente de la AFA también ironizó con el pasado de Bullrich, recordando cuando el propio presidente Javier Milei, durante la campaña electoral, la acusó de ser una “terrorista” que “ponía bombas en jardines de infantes”. “Si eso no constituye violencia, quizás deba actualizar sus definiciones o bien conversar seriamente con su Jefe”, disparó.
Fútbol, política y redes: un cóctel explosivo
Este nuevo enfrentamiento deja al descubierto la creciente tensión entre la AFA y el Gobierno nacional, justo en momentos en que se discute la viabilidad del regreso del público visitante a los estadios, una medida largamente reclamada pero también temida por los riesgos de seguridad.
Además, el conflicto suma un componente institucional delicado: la confrontación directa entre un dirigente del fútbol argentino y una funcionaria de alto rango, lo que podría derivar en sanciones, restricciones o futuras medidas judiciales.
Por ahora, Toviggino se mantiene firme y no muestra intenciones de retractarse. Bullrich, por su parte, insiste en que no tolerará expresiones que considere violentas desde figuras con cargos de representación en instituciones de peso como la AFA.
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