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Por Jorge Cicuttin

En una entrevista radial, Elisa Carrió -hoy, crítica del gobierno de Javier Milei-, lanzó una pregunta que resulta crucial para el futuro del país, más allá de algunos números macroeconómicos y del veranito financiero.

“Ahora el Gobierno tiene que decidir cómo hace crecer la torta y ahí está el problema ¿Tiene un plan de crecimiento y desarrollo?”, se preguntó Lilita.

Lo que plantea Carrió es qué país tiene en mente Milei más allá de su lucha contra la inflación, el Estado y la política tradicional. ¿Qué Argentina quedará tras estos números financieros exitosos conseguidos con una baja brutal del consumo, la licuación de jubilaciones y salarios y el aumento de la desocupación y la pobreza?

Según un informe del Indec, la torta se reparte cada vez peor. En el primer trimestre del 2024, la participación de los asalariados alcanzó un 45 por ciento del PBI, el nivel más bajo de la serie que comenzó a medirse en 2016. En suma, Argentina se volvió un país menos equitativo que años atrás, ya que la ganancia de los empresarios llegó a uno de los más altos niveles de la serie con un 40 por ciento, según informó Indec.

En 2016 y 2017 la participación de los asalariados alcanzaba al 54 por ciento para luego bordear el 50 por ciento en los últimos años del gobierno macrista en 2018 y 2019, cifra que se mantuvo en el 2020 de la pandemia.

Si uno imagina que las inversiones que supuestamente llegarán apuntan a la minería, el agro y el petróleo, hay que tener en cuenta que, según el Indec, en las actividades extractivas la participación asalariada en el ingreso total fue mucho más baja que el promedio general. En agricultura fue 21,3 por ciento, en minería 26 por ciento y pesca 38,2 por ciento.

Lo que plantea Lilita con su pregunta es que el reparto de la torta mostrará el modelo de país que pretende el gobierno libertario.

En el gobierno hoy se respira optimismo por el “veranito” financiero que lleva a una baja del riesgo país, aumento de los bonos y una significativa quietud de los dólares financieros.

Esto lleva tranquilidad para el objetivo primordial del ministro Caputo que es poder emitir deuda para refinanciar los próximos vencimientos. Esta búsqueda tiene otro ingrediente positivo que es el éxito del blanqueo de capitales, una fuente de aumento de las reservas del Banco Central.

De todas maneras, hay advertencias sobre cuánto puede durar esta “fiesta”. Todo se está logrando con un severo ajuste fiscal en medio de una recesión económica, con un recorte del gasto primario del 27% en términos reales. Ajuste que se basó en el recorte en jubilaciones, subsidios, salarios y obra pública.

Un informe privado revela que en el tercer trimestre del año se produjo un déficit financiero de 131.000 millones de pesos, lo que genera dudas sobre la consistencia de un equilibrio fiscal en un contexto de caída de la recaudación.

Por esta situación, hay malestar en el Gobierno con los grandes empresarios argentinos porque a pesar de que les liberaron restricciones, le hicieron una reforma laboral, liberaron precios y les bajaron impuestos, siguen sin invertir.

Se estima que en septiembre hubo otro desplome de la inversión, que viene cayendo 25 puntos por mes. Desde que Javier Milei es gobierno, hay 9 meses consecutivos de caída.

“No pidan más que le bajemos los impuestos, nosotros hicimos un ajuste brutal en el Estado, ahora les toca a ustedes ponerse a invertir”, es el mensaje del Gobierno a los empresarios.

La respuesta que llega de empresas de consumo masivo es que no piensan en invertir porque hay una baja brutal del consumo y no ven cómo se reactivará. Para mejorar la producción tienen, por el momento, una capacidad instalada desactivada que les sobra para responder a una mejora en las ventas. La falta de demanda es el principal problema para no facilitar inversiones.

Y cuando se habla del consumo masivo se apunta a la distribución de la torta. Si este modelo funciona con la mitad del país pobre, una clase media que apenas llega a fin de mes y una movilidad social a la baja, con una “fiesta” para los negocios financieros y el aumento del endeudamiento, a gran parte del sector empresario se le generan muchas dudas sobre el futuro. Dudas y límites para el crecimiento.

Por ahora, la pregunta de Lilita Carrió no tiene respuesta.

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