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El fútbol santacruceño vivió una fiesta este fin de semana en Río Gallegos, donde Escorpión FC se coronó campeón del Triangular de Campeones “Pablo Rahmer”, certamen que reunió a los mejores equipos de la provincia en un torneo cargado de emoción, memoria y pertenencia.

El domingo por la tarde, en la cancha de Hispano Americano, se disputó el partido decisivo entre los dos equipos que habían goleado en sus presentaciones anteriores: Escorpión Deportivo Esperanza. El duelo no decepcionó. Fue intenso, bien jugado, con momentos de tensión y un desenlace claro. Los de Río Gallegos ganaron 3 a 1 y levantaron una copa que, más allá de lo deportivo, tiene un fuerte valor simbólico para ellos.

El certamen, organizado por Escorpión FC con apoyo de la Municipalidad de Río Gallegos, rindió homenaje a Pablo Rahmer, hincha emblemático del club y padre del actual capitán, Maximiliano “Gringo” Sevilla. Por eso, más allá de la competencia, cada partido se vivió con una carga afectiva especial para la familia del “Alacrán”.

“Estamos muy contentos de haber logrado ya la clasificación directa al Regional. Un trofeo más, que era importante para nosotros porque el torneo es en homenaje a Pablo Rahmer, una persona muy significativa para este club“, expresó con emoción el entrenador de Escorpión, Carlos Padín, minutos después del pitazo final para los micrófonos de La Opinión Austral.

El equipo capitalino mostró su jerarquía a lo largo de todo el torneo. Primero con una aplastante goleada 8 a 0 frente a Ferro La Dorotea de Río Turbio, luego con este triunfo en la final que ratifica su dominio a nivel provincial. OrtizChiofaloCovacichHaro Bórquez fueron algunos de los nombres que dejaron su huella en la red, pero fue el trabajo colectivo lo que marcó la diferencia.

Protagonistas

Nosotros tenemos que ser protagonistas en todo lo que jugamos. Creo que merecimos cerrarlo antes, a veces la pelota no entra, pero estoy muy orgulloso del trabajo que hacen los chicos porque realmente me siento representado por ellos“, agregó Padín.

Del otro lado, Deportivo Esperanza dejó una imagen más que digna. También había goleado a Ferro (6-0) y llegó a la final con expectativas altas. En varios pasajes del partido, sobre todo en el primer tiempo, logró equilibrar las acciones y generar peligro, aunque le faltó contundencia en los últimos metros.

Vinimos a plantear un partido en el que estuvimos bien. Estuvo muy trabado hasta el segundo tiempo. Tuvimos oportunidades que no pudimos aprovechar, pero de eso se aprende. Se nos dará más adelante”, reflexionó Jacinto García, DT del equipo de El Calafate.

El entrenador también expuso una realidad que muchas veces se omite cuando se habla del fútbol del interior: las dificultades estructurales para entrenar y competir. “Nos falta rodaje, más partidos. Trabajamos siempre a media cancha, no podemos entrenar en una cancha completa. Tratamos de hacer lo practicado y nos vamos con la sensación de que nos faltó poco“, señaló.

Pese a estas limitaciones, el torneo dejó muy buenas sensaciones. Escorpión, sólido y ambicioso, se alzó con el título de manera indiscutida. Deportivo Esperanza, con menos recursos pero mucho corazón, demostró que está a la altura del desafío. Y Ferro La Dorotea, más allá de los resultados adversos, volvió a decir presente en una instancia importante del fútbol santacruceño.

El Triangular de Campeones “Pablo Rahmer” fue mucho más que una copa. Fue la reivindicación del esfuerzo cotidiano de los clubes, de la autogestión como herramienta para sostener el deporte, y del fútbol como espacio de encuentro, memoria y orgullo barrial.

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