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El investigador del Conicet en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET-UNC), Pedro Jaureguiberry, ganó el prestigioso Premio Frontiers Planet, considerado el “Nobel de Ecología“.

Junto con otros dos investigadores de Alemania y Estados Unidos, Jaureguiberry fue seleccionado Campeón Internacional entre veintitrés científicos de seis continentes. El anuncio fue realizado este miércoles 26 de junio durante el Simposio Villars, llevado a cabo en Villars-sur-Ollon, Suiza.

El Frontiers Planet Prize celebra la excelencia en la investigación científica sobre sustentabilidad y su impacto en la formulación de políticas globales. En esta segunda edición, un jurado de cien especialistas internacionales distinguió los mejores trabajos publicados tras un robusto proceso de evaluación. Las instituciones de pertenencia de los tres ganadores recibirán un millón de francos suizos (cerca de 1.100.000 de dólares) para facilitar y acelerar sus investigaciones.

Pedro Jaureguiberry recibió de premio fondos para continuar con su investigación.

Tras el reconocimiento Jaureguiberry expresó que “este galardón tiene una gran relevancia. Por un lado, es un tipo de financiamiento que normalmente no está disponible y representa una gran oportunidad, ya sea para generar proyectos a gran escala que no se pueden financiar con fuentes habituales; o para desarrollar diferentes proyectos más pequeños y disciplinares, que también son claves para avanzar el conocimiento. Por otro lado, este premio implica un gran impacto dentro de la comunidad científica, y sin dudas abre oportunidades para interactuar con colegas, tanto de Argentina como de otros países”.

El estudio ganador

El estudio por el cual fue premiado, realizado en colaboración con un equipo internacional de científicos, identificó los principales factores humanos que influyen en la disminución de la biodiversidad.

“Hemos demostrado claramente que, a nivel global, el cambio en el uso de la tierra y el mar es el principal impulsor de la pérdida global de biodiversidad en las últimas décadas. La explotación directa de recursos naturales se ubica en el segundo lugar; y la contaminación en el tercero”, destacó Jaureguiberry en una entrevista brindada al portal del Premio. Aunque también señaló que la relevancia de estos impulsores puede variar notablemente, dependiendo de la escala y el contexto de análisis considerado.

 

El investigador enfatizó la relevancia de su trabajo en el marco de los límites planetarios, subrayando que la pérdida de biodiversidad no sólo socava la resiliencia y estabilidad de los ecosistemas, sino que también amenaza la provisión de servicios ecosistémicos fundamentales para el bienestar humano como el aire limpio, el agua y los alimentos. “Los conocimientos de nuestra investigación sobre los impulsores de la pérdida de biodiversidad son clave para informar políticas efectivas y para una acción transformadora”, afirmó.

Este reconocimiento llega en un momento crucial, ya que la comunidad internacional, a través del Marco Global de Biodiversidad (MGB) Post-2020 delineado por el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), busca implementar políticas más efectivas para mitigar los impactos negativos de las actividades humanas sobre la biodiversidad.

“Nuestro estudio ha contribuido directamente a la política intergubernamental, inspirando en gran medida la identificación y clasificación de impulsores directos en el nuevo MGB post-2020 de la CDB”, explicó Jaureguiberry. Además, resaltó la importancia de la colaboración interdisciplinaria y la necesidad de involucrar a diversas partes interesadas en iniciativas de manejo y conservación.

Finalmente, el especialista en ecología subrayó la necesidad de seguir avanzando en la investigación para promover un futuro sostenible: “Las brechas de conocimiento que identificamos pueden servir como desencadenantes para futuros estudios. Un enfoque exhaustivo de estos temas producirá una imagen cada vez más clara del problema, pero fundamentalmente, será una contribución clave para trabajar hacia opciones para un futuro sostenible para el planeta”.

Su paso por Río Gallegos

Pedro es oriundo de Colonia Caroya, Córdoba, pero en el año 1995 se mudó a Río Gallegos con su familia cuando a su padre un oficial de la Fuerza Aérea, le dieron el pase a la capital provincial.

Vivió aquí cuatro años y se recibió en el Colegio Secundario Dr. Julio Ladvocat. Luego regresó a su provincia para estudiar en la Universidad Nacional de Córdoba donde se recibió de Biólogo.

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