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El gobierno de Javier Milei y su partido, La Libertad Avanza, viven su mejor momento político desde que llegaron al poder ya dos años atrás.

Vienen de arrasar en las elecciones de medio término, cada día suman más diputados y senadores a sus bloques en el Congreso de la Nación, encaran con gran optimismo las reformas que desean en términos laborales e impositivas, los gobernadores se hacen “amigos”, la confianza y la imagen de Milei está en aumento y, como frutilla del postre, una oposición atomizada y en medio de una crisis -especialmente el peronismo-, que la deja desarmada ante el avance libertario. Todo le sonríe a Milei en el plano político.

Pero de pronto, vuelven las dudas del mercado. ¿Cómo? ¿Por qué?

A fin de la semana pasada, la caída del crédito por 20.000 millones de dólares prometido por Scott Bessent pareció dejar al desnudo la fragilidad de la economía argentina. Y una pregunta incómoda: ¿Se acabó el veranito financiero, con el dólar y el riesgo país en caída y aumento de bonos y acciones?

La caída del crédito por 20.000 millones de dólares de parte de los cuatro mayores bancos norteamericanos, parece indicar que el “mercado” reclama cambios en la política cambiaria y acumulación de reservas antes de seguir financiando al ministro Luis Caputo.

Según la información que llega desde Estados Unidos, los bancos pusieron en pausa la propuesta de un paquete de 20.000 millones de dólares y avanzan con un esquema más acotado de un repo que permitiría a la Argentina obtener liquidez inmediata para afrontar un pago de deuda de alrededor de 4.500 millones de dólares en enero.

El “ruido” financiero generó una respuesta inmediata de “Toto” Caputo que tampoco generó tranquilidad. El ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró a través de sus redes sociales que “nunca se habló de un rescate” y que la difusión de esas versiones forma parte de “una operación para generar confusión”. Pero, fue el propio Bessent quien había dicho abiertamente de esta posibilidad antes de las elecciones y existen entrevistas en las que Caputo reconoció que estaba en puerta un paquete por 20.000 millones de dólares. El archivo es de fácil acceso para cualquiera que tenga su celular a mano.

 

Entonces la pregunta es: ¿El préstamo por 20.000 millones de dólares fue una promesa de campaña que llegó desde Washington para ayudar a LLA en los comicios legislativos? Y entonces, como muchas promesas de campaña, quedó en eso, una promesa incumplida.

Parecería que la confianza que ganó el gobierno en el terreno político no tiene un correlato en lo económico, al menos como lo ven desde el amigable Norte.

De tal manera, el equipo económico arranca la última parte del año con tensiones que aparecen en simultáneo. Se abren interrogantes en el plano financiero que llevan a esperar con nerviosismo que ocurrirá este martes cuando abran los mercados locales tras un fin de semana extra largo, y el gobierno se ve obligado a negociar un puente financiero más acotado y con vencimientos de corto plazo.

La otra tensión se da en el plano inflacionario. Cuando todo indicaba que eliminado “el riesgo kuka” de octubre el índice de precios de noviembre iba a mostrar una baja importante, todo indica lo contrario. Los dos últimos meses del año mostrarían un índice que no va a bajar del 2 por ciento.

¿Y entonces? Milei sostuvo siempre que el único factor que desataba la inflación era la emisión producto del déficit. Cortado ese elemento, la inflación desaparecería, en la peor de las hipótesis y producto del arrastre, en 18 o 24 meses. Esto no es así, porque desde mayo, la inflación crece.

Si el gobierno sigue sin emitir, si no hay déficit, si ya desapareció el riesgo electoral, si se cuenta con el apoyo incondicional de Estados Unidos y su “fábrica” de dólares, si no hay un repunte salarial, si el consumo no muestra crecimiento, ¿Por qué la inflación no se acerca a 0?

¿No alcanza el “mayor ajuste de la historia mundial”?

“Ajústense los cinturones” por lo que viene, anticipó la semana pasada Milei. No aparece claro qué es lo que quiso decir.

Cuando aparecía un horizonte despejado, surgen nubarrones que hacen esperar con nerviosismo el comportamiento del mercado esta semana. ¿Otra vez sopa?

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