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Por Gabriela Granata (Directora de BAE Negocios)

Una nueva negociación por la deuda es ineludible. En Washington miran con cuidado la decisión del Gobierno de Javier Milei de garantizar el déficit cero pero surgen tres preguntas determinantes: cómo se obtendrá el superávit para garantizar el repago, que “tolerancia social” tiene el ajuste y cómo se diagramará el acceso a otros mercados de deuda para reducir la exposición al Fondo Monetario Internacional.

El Gobierno se encargó de dar señales en ese sentido: la Casa Rosada tomó a su cargo y riesgo la negociación con el Congreso para mostrar fortaleza política y consiguió bloquear el rechazo a dos los vetos de dos leyes que implicaba mayores desembolsos: jubilaciones y universidades. Luego de un mes de caída en las encuestas retomó el equilibrio de imagen positiva a costa de atraso cambiario, caída del consumo y su consecuente desaceleración inflacionaria. El camino de las desregulaciones en cascada y el anuncio de privatizaciones junto con las garantías del pago de deudas del primer semestre mostraron un salto en los mercados que están de fiesta. Con el riesgo país en el umbral de los 700 puntos básicos está a pasos de conseguir financiamiento razonable en el mercado voluntario de deuda. Con eso, comienza a abrirse e camino hacia el nuevo acuerdo que paradójicamente, incluirá más desembolsos: en el FMI estiman que podrían ser entre USD10.000 y USD15.000 Millones. Un funcionario que está muy activos en las negociaciones en Washington se sinceró semanas atrás: “Esperamos que en la medida en que reaccedan a los mercados, reduzcan su exposición al FMI y vuelvan a ser un país más normal”.

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