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Por Jorge Cicuttin
En un comentario reciente, titulado “Presente amargo, futuro en peligro”, se dio cuenta de una realidad alarmante de los niños y adolescentes en la Argentina.
Datos de UNICEF, de la Universidad Católica Argentina y del INDEC registraron que un millón y medio chicos se van a dormir sin cenar, que un millón y medio se saltean alguna comida, que el 63% de los menores viven en pobreza y el 16% en indigencia, solo medido en ingresos. También que los chicos en el país consumen cada vez menos leche y menos carne.
Un panorama terrible que no solo nos habla del presente sino del futuro del país.
En las últimas horas y en el marco del Día de las Infancias, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), junto con el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA y el Observatorio de la Infancia y la Adolescencia, presentaron un análisis sobre las condiciones que afectan a los niños, niñas y adolescentes en el país.
A la falta de alimentación se le debe sumar la falta de vacunas y controles médicos. Los niños en el país no están debidamente protegidos contra enfermedades que habían sido controladas con las vacunas, por lo que se registran casos nuevamente en el país, por ejemplo, de sarampión.
También alertan en este estudio sobre el aumento de las emergencias de salud mental y conductual entre niños y jóvenes.
Advierten los especialistas: “La crisis económica, social y la pobreza, profundizadas en el último quinquenio, exponen inequidades toleradas hasta ahora por parte de nuestra sociedad, no solo en cuestiones sanitarias, sino también en el ámbito social, económico y educativo, que han afectado a las poblaciones más vulnerables. Los preocupantes índices de pobreza y la emergencia alimentaria, entre otros parámetros, constituyen una realidad incontrastable. Ser pobre implica ser invisible a toda la sociedad. Ser un niño pobre, es ser aún más invisible”.
Como concluyen en el estudio, “el presente y el futuro de los niños, niñas y adolescentes en Argentina son cada vez más inciertos y preocupantes”.
Parte del drama de la Argentina se ve en dos rangos etarios de la sociedad. En un extremo, los adultos mayores con jubilaciones con niveles de indigencia. En el otro, los niños sin la alimentación y salud adecuada.
Un presente triste y un futuro oscuro, si no se atacan estos problemas de manera urgente.
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