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Rodrigo Guzmán, Aquiles y Ludmila Guerra están frente a Casa de Gobierno, muy cerca de la entrada de Balcarce 24. Turistas y vecinos se sacan selfies. Hay cochecitos de bebé. La luz de Plaza de Mayo no alcanza para iluminar las afueras de Casa Rosada. Algunos celulares, con flash. Entre tanta gente, Crónica descubrió a tres héroes, que eran anónimos, y una perrita.
El fin de semana pasado, el presidente Javier Milei utilizó sus redes sociales para anunciar que sus “hijitos con patas” estaban más cerca de llegar a la residencia presidencial. Y publicó una foto del lugar dónde vivirían. “Afortunadamente estamos avanzando en la construcción de los caniles… ya pronto mis hijitos vendrán a vivir a la Quinta de Olivos conmigo…”
También “posteó”, con dureza, un mensaje para el chofer que atropelló y huyó luego de matar a Emilia, una perrita sorda, en Lanús. “Cualquier información que sepan, comenten, que este miserable pagará con lágrimas lo que hizo”. Además, incluyó los datos de la patente. Horas después, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, publicó en sus redes: “@JMilei me encomendó judicializar y buscar a este conductor y al ómnibus que sin importarle nada aplastó y mató adrede a un perro, violando las leyes de defensa animal. Lo buscamos y lo encontramos. En esta Argentina el que las hace, las paga.” Y el presidente, destacó el procedimiento. “Muchas gracias @PatoBullrich por su enorme trabajo. Y que quede claro: el que las hace las paga.”
Ambas historias, generaron los más diversos comentarios, más sabiendo del amor que el presidente tiene por los animales.
El lunes 15, pasadas las 20:30 horas, los tres jóvenes, Rodrigo, Aquiles y Ludmila, jugaban sobre la vereda exterior de Casa Rosada, casi como si estuvieran en su barrio. Con ellos, se divertía una perrita golden: pasaba entre sus piernas, se acostaba…
Crónica quiso saber. Ludmila, 18 años, lucía orgullosa una camiseta de la Selección Argentina. “La perrita se llama Alma. La encontramos abandonada ayer, a unas cuadras de acá, de Casa de Gobierno. Está marcada, tiene la chapita con su nombre. Mi novio la vio. Y no pude con mi genio. Estaba sola, toda mojada.”
Rodrigo es de Moreno, juega de delantero en la tercera del Deportivo Morón, en la B Nacional. Ludmila es de Morón y tiene todos los sueños: va a empezar a estudiar abogacía. Ante Crónica, mientras sus manos pasan una y otra vez por la cabeza de Alma, dice: “Con muchas dificultades en la vida, pero hay que seguir.. Voy a estudiar en la Universidad de La Matanza.”
Rodrigo y Ludmila volvieron a la zona de Plaza de Mayo. “Vinimos a pasear. Y queríamos que juegue. Vamos a vacunarla. Ya tiene un mes, nos dijeron.”
Mientras la acaricia, muestra una vez más la chapita con su nombre. Ludmila sonríe a la cámara. Alma se pone mimosa y se recuesta sobre sus brazos.
– ¿Vas a querer conocer los perros del presidente?, le pregunta Crónica
– Digamos, que no estamos muy bien, pero bueno, espero que esté mejor el país y que estas cosas no sucedan más. La dejaron abandonada y la agarramos. Y es de raza.
Ludmila, que tiene otros cuatro perros y Rodrigo, uno (“Es un galgo”), se preparan para tomar un colectivo hasta Once, de ahí el tren Sarmiento que los lleve a Morón y Moreno.
Alma, va a pasar otra noche “en familia”.
Crónica les dice: “Alma ahora tiene un hogar, gente que la quiere.”
Rodrigo, Aquiles y Ludmila sonríen felices. Saben de la obra de bien que han realizado.
Dan amor, dan vida, dan afecto.
Alma no está sola. En ella, se reflejan tantas historias. De las más maravillosas hasta las más dolorosas.
Alma fue abandonada y, por suerte, rescatada.
Quizás muchos podrán entender aún más cómo reflejan el amor que sienten por ellos las miles, miles y miles de personas que tienen animales.
Esta es una historia de Alma y vida.
Solidaridad, amor, empatía.
¡Felicitaciones Rodrigo, Aquiles Ludmila!
Alma merece vivir en paz.
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