Your browser doesn’t support HTML5 audio

Por Jorge Cicuttin

La suerte de Javier Milei, de su gobierno, depende de Donald Trump.

No solo depende del presidente norteamericano para llegar con alguna posibilidad de éxito a las elecciones legislativas del domingo 26, depende del soporte de Trump para llevar adelante los dos próximos años de su gobierno.

Milei quedó atado a Trump, tanto para la ayuda directa -que se está dando-, como para su influencia en el Fondo Monetario Internacional, que también ocurrió.

La Argentina quedó a merced del gobierno de Estados Unidos. De sus deseos y conveniencias.

Los anuncios más fuertes para la economía argentina en la última semana se han hecho en Washington. Primero, la titular del FMI, Kristalina Georgieva, anticipó la persistencia del ajuste para la sociedad argentina, para lo que se deberá contar con el apoyo de la dirigencia política y en las urnas. Y luego, cuando el Tesoro del país se estaba terminando de gastar “los dólares de los agroexportadores” para mantener a raya a la moneda norteamericana, Scott Bessent, el titular del Tesoro de EE.UU. anunció la intervención en el mercado local inyectando dólares y la confirmación del swap por U$S20.000 millones. Bessent fue el vocero de la calma para el mercado financiero. No fueron ni Milei y el ministro “Toto” Caputo.

Un anuncio que marcó un punto de inflexión en la gestión. La palabra de peso la pasó a tener un funcionario norteamericano. No partió de la Casa Rosada, a la que solo le dejaron dar mensajes de agradecimientos en las redes sociales, la marcha de la política económica llegó desde Washington.

La declaración de Bessent de que el Tesoro estadounidense está “preparado para tomar medidas excepcionales para proporcionar estabilidad a los mercados” fue el apoyo de peso argentino para llegar con cierta tranquilidad financiera a las elecciones. Hasta esa declaración, se anunciaban tormentas para el próximo lunes en el mercado local.

Estados Unidos sostiene el mercado y, por lo tanto, la campaña electoral del oficialismo. ¿Qué se pide a cambio? La intervención en la política cambiaria, la campaña electoral y la política exterior argentina deberá estar en concordancia con las necesidades de Trump.

No se conocen las exigencias, pero una la dejó en claro Bessent y ya generó un cortocircuito dentro del gobierno: ponerle un freno a las inversiones y negocios de China en el país. Fue el propio Guillermo Francos quien relativizó las declaraciones de Bessent sobre el compromiso de Milei de “sacar” a China de la Argentina.

En principio, fuentes del Gobierno señalan que no hay pedidos para cancelar el swap chino con el Banco Central o frenar las exportaciones agropecuarias a China. Pero sí un claro interés de Trump para que empresas de EE.UU. reemplacen a las chinas, en áreas como tecnología, telecomunicaciones y extracción de minerales raros.

Esto comenzará a tomar forma pública en el encuentro que Milei tendrá el martes con Trump en la Casa Blanca. Allí, la búsqueda del gobierno es que más allá de un nuevo apoyo político contundente a Milei se puedan anunciar acuerdos comerciales e inversiones por varios miles de millones de dólares.

La catarata de errores políticos del Gobierno más los casos de corrupción como $Libra y ANDIS, sumados a las denuncias sobre financiamiento narco que llevaron a la eyección de José Luis Espert de la lista de candidatos a Diputados, pusieron al oficialismo en la incómoda situación de entender que ya no son “La Libertad Arrasa” ni que van a “pintar de violeta todo el país” en las elecciones del 26.

Más allá del -para decirlo elegantemente- polémico recital de rock que dio Milei y su banda en el Movistar Arena, el Presidente debió cambiar el discurso triunfalista por uno más cercano a lo que vive la sociedad y hasta los propios votantes libertarios.

“La gente está haciendo un sacrificio enorme y no hay que tirarlo por la borda”, es el nuevo mensaje. Milei reconoce ahora que el ajuste de los dos primeros años de su administración ha traído varias penurias a la población. Pero la luz continúa al final del camino y ahora, con el apoyo de los Estados Unidos, su puede ver más cerca el final del túnel.

¿Lo entenderá así la sociedad?

¿Después de las elecciones legislativas se viene una fuerte devaluación del peso o se avanzará en la dolarización?

¿Tendrá Milei un Congreso más amigable?

Preguntas que en dos semanas empezarán a tener respuestas.

Todo bajo la atenta mirada del amigo americano.

EN ESTA NOTA donald trump Javier Milei

Leé más notas de Jorge Cicuttin