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El partido de vuelta por los octavos de final de la Copa Sudamericana entre Independiente y Universidad de Chile fue cancelado después de una batalla campal en las tribunas del estadio Libertadores de América que dejó al menos diez heridos y 90 detenidos.
El cruce comenzó a los pocos minutos del segundo tiempo, cuando el marcador estaba 1-1. Desde la cabecera superior, hinchas chilenos arrojaron palos, botellas y butacas hacia la parcialidad local. Al principio, los simpatizantes de Independiente retrocedieron, pero luego respondieron con bombas de estruendo que causaron heridas de gravedad.
En medio del enfrentamiento, la organización intentó evacuar a los visitantes, pero un grupo reducido se mantuvo en la tribuna lanzando proyectiles, lo que derivó en el ingreso de cerca de 100 barrabravas del Rojo, que avanzaron para atacar directamente a los rivales. La escena se tornó brutal: golpes con palos, agresiones físicas y personas que saltaron desde la bandeja alta para escapar.
El operativo incluía 650 policías bonaerenses y 150 agentes privados, pero ninguno estaba presente en la tribuna visitante durante la invasión. Tras los incidentes, Daniel Schapira, dirigente de la U, cuestionó la organización:
“Fue un problema de planificación. No se puede poner a nuestra hinchada arriba de los locales. Es una locura. Vamos a ser sancionados y serán sanciones duras”, advirtió.
La decisión de la Conmebol
Horas después, la Conmebol anunció la cancelación definitiva del encuentro mediante un comunicado oficial: “En función a la falta de garantías de seguridad por parte del club local y de las autoridades, el partido queda cancelado y será derivado al Tribunal de Disciplina”.
El presidente de Independiente, Néstor Grindetti, calificó de “repudiable” el accionar de los hinchas chilenos y denunció destrozos en los baños del estadio. Desde Chile, Michael Clark, titular de la U, lamentó lo sucedido y señaló que “el fútbol pasa a segundo plano”.
A la polémica se sumó Gabriel Boric, presidente chileno, quien responsabilizó tanto a las barras como a la organización: “Fue una evidente irresponsabilidad en la seguridad”, afirmó, y ordenó a su embajador asistir a los heridos.
Qué pasará con la serie
El futuro de la llave y las sanciones quedan ahora en manos del Tribunal de Disciplina de la Conmebol, que podría imponer duras penas económicas y deportivas a ambos clubes.
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