La destreza, velocidad y talento en el timbre de voz de Agustín Gómez son cualidades que se aprecian dentro de la ópera y lo condujeron a aprender de los maestros emblemáticos del rubro; su conocimiento, también, lo llevó a transmitirle su experiencia a los traperos.

En una entrevista con el diario La Nación, Agustín comenzó contando que a los ocho años decidió hacer el taller de percusión del Conservatorio Provincial de Música de Río Gallegos y luego la carrera de pianista. Con el tiempo se cambió al Conservatorio del Sur, pero por una cuestión de homologación de materias no lo concluyó. En paralelo, formó una banda de rock con sus compañeros del colegio Fátima para poder cantar a pesar de que se le rompía la voz por su escasa noción. Era solo el inicio.

Con 17 años viajó desde Río Gallegos a Buenos Aires, para mejorar y profundizar su conocimiento en la música en la Licenciatura en composición musical en la Universidad Católica Argentina (UCA), donde se especializó en música clásica y en la composición de obras para orquesta, sin embargo, lo que más le gustó fue el entrenamiento musical y auditivo que lo llevaron a elevar su nivel para el resto de su carrera. Una tarde, cantando en los pasillos de la facultad, un compañero se asombró por su voz y le sugirió hacer clases de canto con Myriam Toker. Agustín, que aún tenía la idea de mejorar su canto para formar una banda de rock, cambió de parecer y en dos años le tomó el gusto al canto lírico.

A lo largo de los años en la UCA, Agustín se hizo amigo de Federico Rojas y Tomás Díaz Zuleta, quienes con el tiempo serían reconocidos como Yesan y Oniria respectivamente. Estos compañeros de facultad se convirtieron en productores y referentes de la escena trap argentina.

En aquel momento estaba en pleno auge el movimiento freestyle de la mano de El quinto escalón, competencia en la que los jóvenes se enfrentaban en batallas de improvisación. Ambos artistas se introdujeron en la nueva ola de raperos y fueron los encargados de producir Modo Diablo, banda de trap integrada por Duki, YSY A y Neo Pistea. Con la explosión de estos artistas en el verano de 2018, llamaron a Agustín: “¿Lo conoces a Duki? Es un pibito que la está rompiendo. Te cuento rápidamente, está trabajando un montón, está haciendo un montón de shows y se rompe la voz, necesitamos que le des clases de canto. No queremos que el pibe se rompa en dos años y no pueda cantar más’”.

Agustín se incorporó a una de las giras de Modo Diablo e hizo en Villa Gesell para conocer a sus nuevos alumnos: “Fue mi inmersión en el mundo de ellos, de la noche, del trap, de toda esa movida (…) fue una experiencia re zarpada porque fue ver el background de lo que es una banda: ir a un boliche, probar sonido, comer algo, ir al hotel o a dormir… los pibes claramente no iban a dormir porque estaban ATR”. Desde aquel momento comenzó a darles clases de manera particular, ya sea en la famosa mansión Antezana, en la que vivían los músicos y en la que nacieron muchos de sus hits, o en su estudio propio en Caballito.

Durante la entrevista, Gómez explicó que  “siempre apuntaba en las clases a darles a ellos herramientas que les hagan tener sanidad vocal. Los ejercicios en sí son todos los mismos: de respiración, de amplitud de registro, de hacerlos cantar y de hacerlos afinar con un piano”. Al mismo tiempo, las clases se prestaban para la improvisación. “Ponían una base y si había que tirar free, había que tirar free…. dando pena, pero tratando de tirar alguna”, dijo entre risas haciendo referencia a las rimas improvisadas que surgían

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