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Por Irene Stur
Como no pasaba en años, en octubre los combustibles argentinos bajaron de precio, leve pero baja al fin. Hubo que remontarse hasta marzo de 2019 para encontrar un hecho similar. El fundamento de la reducción fue, principalmente, la baja del petróleo a nivel internacional ocurrida en septiembre.
Pero en el país, los precios de la nafta y el gasoil no dependen exclusivamente del mercado internacional, sino que son influenciados por una serie de factores interrelacionados. Estos incluyen el precio del crudo tipo Brent (de referencia en Argentina), pero también los impuestos internos, los costos de biocombustibles, así como el gasto en refinación y transporte. Además, la variación en el tipo de cambio crea un entorno complicado para la fijación de precios, en un contexto macroeconómico caracterizado por la inflación y problemas estructurales.
El precio promedio
El precio del crudo, en particular, es el más volátil y marca tendencia en el mercado. Durante el mes de septiembre, el precio promedio del barril de Brent fue USD 72,8, casi 6 dólares menos que el promedio de agosto que estuvo en casi USD 79, lo que motivó la decisión de reducir el precio en surtidores. Pero a poco de que esto se diera, la intensificación del conflicto en Medio Oriente llevó a que nuevamente el petróleo comenzara un sendero alcista, alcanzando un pico USD 80.
En el mercado interno, el precio de paridad se fija considerando las retenciones del 8%. El valor promedio fue de USD 66 durante septiembre, precio que superó los USD 71 en lo que va de octubre.
Qué pasará en noviembre
Cabe remarcar que al comparar los precios locales con los de otros países de América Latina, el litro de nafta súper en Argentina se situó, al 1 de octubre, en USD 1,18. Por debajo de México (USD 1,26), Chile (USD 1,41) y Uruguay (USD 1,92), pero por encima de Brasil (USD 1,08) y Paraguay (USD 0,90).
Lo que pase con el precio del Brent la próxima semana será determinante.
En base a esto, es poco probable que los precios se mantengan o disminuyan, anticipando más bien un aumento necesario para mantener la paridad con los precios internacionales.
Cuando recrudeció el conflicto entre Israel e Irán y eso disparó el Brent, de inmediato las empresas anticiparon que en noviembre se aplicaría un incremento de entre 4 y 5%, además de la suba de los impuestos y el crawling peg del dólar. Así se especulaba que la suba a partir del 1 de noviembre podría rondar el 8% o el 9%.
En el sector de la refinaría se estima que la suba podría ubicarse entre el 3,5% y el 5%.
Pero este viernes el barril cerró a la baja, en USD 73,21, y las estimaciones sobre las correcciones en los surtidores argentinos se redujeron. De esta forma, se habla de que el mes próximo se retornaría al sendero que se venía aplicando antes de octubre, es decir, subas que oscilen entre el 3,5% al 5%, dependiendo del tipo de combustible.
Esto tampoco es definitivo. En primer lugar el nivel de ajuste en los combustibles dependerá de cómo se comporte el barril de Brent en la próxima semana. Pero también podrían terciar la decisión del Gobierno de profundizar la baja de la inflación que aspira a que octubre logre perforar el 3%, luego del 3,5% de septiembre. Cabe recordar que en los últimos 12 meses las naftas subieron 245% y el gasoil 260%, cuando la inflación en igual período se proyecta en un 198%. A partir de esto, las autoridades económicas podrían presionar, no tanto para que los combustibles no vuelvan a bajar, pero sí para que no suban.
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