En diálogo exclusivo con el portal de noticias “Télam”, Luis Badilla comenzó explicando que el viaje que el entonces Papa Juan Pablo II realizó a la Argentina en junio de 1982, por 31 horas y a días de que se diera por terminada la guerra por Malvinas, constituyó un “hecho inédito” en la diplomacia del vaticano.
Además, la visita fue organizada en tiempo récord para mostrar un balance con la visita hecha a Gran Bretaña solo dos semanas antes pero que estaba programada hacía dos años, antes de la explosión del conflicto.
“El viaje de Juan Pablo II a la Argentina entre el 11 y el 12 de junio de 1982, el primero además de la historia de un pontífice al país, fue un viaje único para el Vaticano desde su concepción, que jamás se repitió”, destacó en diálogo con Télam el analista Luis Badilla, con más de 20 años de experiencia en Radio Vaticana uno de los periodistas que acompañó al Papa polaco en el viaje.
Las circunstancias del viaje de Karol Wojtila estuvieron marcadas en su totalidad por el conflicto bélico, al punto que fue organizado “como respuesta” a la visita que Juan Pablo II tenía programada desde inicios de 1980 para hacer a Gran Bretaña entre el 28 de mayo y el 2 de junio de 1982.
“Si el Papa no hubiera ido a Gran Bretaña quince días antes, el viaje a Argentina no se hubiera hecho”, argumentó Badilla.
Si bien el pontífice había anunciado meses atrás la agenda detallada del viaje a Gran Bretaña, la explosión del conflicto el 2 de abril generó dos movimientos paralelos que terminaron decantando en su fugaz llegada a Buenos Aires.
Por un lado, los obispos católicos y protestantes del Reino Unido hicieron llegar sus fuertes reclamos al Vaticano para que Wojtila no suspendiera la visita a la isla, como reclamaban algunos sectores antibelicistas. La llegada de Juan Pablo II a Gran Bretaña tenía un fuerte componente ecuménico y la cancelación o reprogramación hubiera generado un incidente no solo con los gobiernos locales, sino también con la Iglesia anglicana a la que el Vaticano buscaba acercarse.
Por otro lado, el Episcopado argentino inició fuertes pedidos para que el Papa visitara al país como una forma de mostrar su cercanía a las dos partes involucradas en el conflicto, y no solo con el pueblo británico.
Así, la diplomacia vaticana encabezada por el entonces secretario de Estado de la Santa Sede, Agostino Casaroli, se movió con velocidad para, en poco más de un mes, organizar una visita relámpago a la Argentina, el cual mostrara a un Papa cercano a los dos pueblos y que no obligara a suspender la ida a Inglaterra, Escocia y Gales. En tiempos normales, y así habían sido las 12 peregrinaciones que hasta entonces había hecho Wojtila desde su entronización en 1978, la preparación de un viaje requería cerca de un año.
“Fue clave la astucia de Casaroli para convencer al Papa de la conveniencia de ir a Argentina”, puntualizó Badilla, hoy a cargo del sitio especializado El Sismógrafo, nacido por pedido de Benedicto XVI para hacer clipping de las noticias mundiales sobre el Vaticano.
Los días previos al anuncio de la visita estuvieron también llenos de detalles que buscaron dar la imagen de una cercanía del Papa polaco con el país.
De esta forma, el 25 de mayo, en plena fiesta patria, Juan Pablo II publicó una “Carta a los fieles argentinos“, en la que pedía comprensión por mantener el viaje británico.
“Si en las últimas semanas no se hubiesen verificado los trágicos acontecimientos que tienen su punto central en la región meridional del Océano Atlántico y que están relacionados con el conflicto entre Argentina y Gran Bretaña, este viaje no requeriría explicación alguna, como no ha sido necesaria para cualquier otro viaje hecho para visitar las Iglesias que se hallan en los diversos países y continentes”, aseveró entonces en la misiva.
“La cancelación del viaje sería una desilusión no sólo para los católicos sino también para muchísimos no católicos que lo consideran, como es en realidad, singularmente importante también por su significado ecuménico. Saben todos ellos bien, en efecto, que la visita del Papa tiene un carácter estrictamente pastoral y en ningún modo político”, agregó entonces.
En la carta, a horas de que se hiciera oficial el viaje, el Papa incluso llegó a manifestar que se encontraba “hondamente preocupado por la causa de la paz y movido por el amor a vosotros, tan probados en estos momentos de dolor, desearía dirigirme incluso directamente desde Inglaterra a Argentina”.
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