Fue la noticia que nadie se animaba a publicar. Impactados. Incrédulos. Los periodistas y responsables de los medios chequeaban la información una y otra vez. Los llamados a Santa Cruz eran constantes, mientras que en las redacciones se preparaba la nota para el “momento”. Pero los minutos pasaban y ese “momento” no era de nadie.

La mañana del miércoles 27 de octubre del 2010 no era como cualquier otra. Era el día del Censo Nacional 2010. La mayoría de los argentinos y argentinas empezaban a levantarse, se preparaban los primeros mates del día y aguardaban impacientes la llegada del o la censista. En esos tiempos, donde aún no había llegado el censo digital, las redes sociales ya estaban en marcha pero eran un reducto pequeño, sin la masividad de estos últimos años.

Desde las 09:00 de la mañana las noticias desde El Calafate eran contundentes. El expresidente Néstor Carlos Kirchner había fallecido por una insuficiencia cardíaca, a pesar de los intentos desesperados de los médicos por revertir la situación. “Santa Cruz está de luto”, ilustró la tapa de La Opinión Austral del jueves 28.  “Hasta siempre”, expresó el diario Crónica; “Tu querida presencia”, dijo Página 12; “Adiós a un luchador”, Popular; “Kirchner marcó una época”, tituló Clarín.

Las muestras de dolor y de respeto eran enormes, comparadas con las grandes tragedias del país

En simultáneo, radio Mitre y el canal Crónica daban la noticia. El impacto fue terrible. Millones de argentinos y argentinas se despertaban incrédulos. Las muestras de dolor y de respeto eran enormes, comparadas con las grandes tragedias del país. La prensa internacional se hacía eco de la noticia; en sus principales portadas hablaban de un dirigente político que había venido a cambiar la historia contemporánea de la Argentina luego del colapso del 2001. Los líderes de América Latina comenzaban a enviar sus condolencias.

Pero en Santa Cruz, el dolor era un silencio que asfixiaba. Se había muerto “El Lupo” o “Lupín”. En la calle, ni un alma. No era solo por el censo. La gente estaba quieta. Los pocos que se atrevían a salir comentaban con sus vecinos: “¿Viste lo del Lupo?”. Había algo de pérdida más profunda. No solo era la muerte de un dirigente político, de un vecino que había llegado a ser intendente, tres veces gobernador y Presidente de los Argentinos. En muchos, era una sensación de “orfandad”. En los otros, los que no comulgaban con sus ideas, respeto.

El suceso fue un shock en las redacciones. En Río Gallegos, algunos viajaron a El Calafate, otros buscaron repercusiones locales. “Viene para Río Gallegos”; “lo llevan para Buenos Aires”; “le hacen los homenajes en Buenos Aires pero luego lo traen a Santa Cruz”. Las primeras horas fueron de una gran confusión.

“Fue el hombre que cambió la historia política de Santa Cruz y del país”, le decía esa mañana el entonces gobernador Daniel Peralta al móvil de LU12 AM680 en El Calafate. “Estamos mal, como no podía ser de otra manera”, agregaba consternado. “Estamos al lado de la familia y es un momento muy triste”, afirmaba.

Un poco antes, en la Sala de Situación de Casa de Gobierno en Santa Cruz, desde la Provincia confirmaban oficialmente el fallecimiento de Néstor Kirchner. Emocionado, de a ratos quebrado, el entonces jefe de gabinete Pablo González encabezaba la conferencia de prensa: “Estamos anunciando que tenemos el primer santacruceño gran héroe de la democracia que nos ha dejado”, sostenía. “Le queremos decir a nuestro pueblo de Santa Cruz que el político más grande de la historia de la democracia, que hemos tenido el gusto de querer y amar profundamente, nos dejó físicamente hoy a la mañana”.

 

Durante las primeras horas de la tarde comenzó, en El Calafate, a juntarse gente en una capilla ardiente. Fueron las primeras muestras fuertes de dolor. Ya para entonces, la incredulidad había dado paso a la resignación. Los turistas, que para esa fecha eran muchos, pasaban y preguntaban qué había ocurrido. Casi en simultáneo, en Río Gallegos el padre Soto realizaba una misa en la catedral y otra en Casa de Gobierno. En los pueblos del interior, los intendentes convocaron a misa a la gente.

El censo de 2010 pocos tienen recuerdo. Los resultados fueron siempre puestos en tela de juicio. Censistas que no se presentaron, santacruceños y santacruceñas que no se quisieron censar; confusión sobre su realización. La fecha, ese 27 de octubre, quedó grabada a fuego por la muerte de Kirchner. Además, fue el último que se realizó en el país. Desde entonces, la palabra censo llevó los pensamientos de manera inequívoca al  fallecimiento del expresidente. Fue, sin dudas, el más trágico, el más triste para millones de argentinos y argentinas.

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