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El certamen, que reúne a los campeones de las principales ligas de la provincia de Santa Cruz, tuvo un inicio arrollador. El viernes, Escorpión FC de Río Gallegos fue una tromba ante Ferro La Dorotea de Río Turbio y le propinó un categórico 8 a 0. Con una ofensiva imparable, el equipo capitalino hizo gala de su jerarquía con una tripleta de Ortiz, un doblete de Chiofalo, y los aportes de Covacich, Haro y Bórquez.
Sin margen para la reacción, Ferro volvió a presentarse el sábado, esta vez ante Deportivo Esperanza de El Calafate, y el resultado fue igual de contundente. El equipo calafateño se impuso por 6 a 0 en cancha de Hispano, mostrando solidez, velocidad y una contundencia que lo posiciona como un firme candidato al título. Así, se configuró una final anticipada entre los dos conjuntos más fuertes del torneo.
Este domingo a las 15:00 horas, Escorpión y Deportivo Esperanza se enfrentarán en el duelo que definirá al campeón. El encuentro se disputará en la cancha de Hispano, con entrada libre y la expectativa de un muy buen marco de público. El reglamento no permite empates: si el partido termina igualado, la definición será por penales, garantizando así un ganador y una copa que encontrará destino esa misma tarde.
Más allá de lo deportivo, el torneo “Pablo Rahmer” se ha transformado en una celebración del fútbol regional. Organizado por Escorpión FC con el respaldo de la Municipalidad de Río Gallegos, la competencia ha sido un ejemplo de autogestión y esfuerzo colectivo en tiempos donde los presupuestos aprietan y cada viaje implica un sacrificio. “Esto lo solventa el club anfitrión. Nos hubiese encantado jugar en formato ida y vuelta, pero hoy los costos de traslado lo hacen muy difícil”, había reconocido días atrás Juan Montoya, presidente de Escorpión, en LU12 AM680.
El campeón se definirá este domingo, pero el verdadero triunfo ya está en marcha: es el del fútbol que se construye desde abajo, con barro, pulmones y convicción. El que no depende de flashes, pero que emociona de verdad.
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