Nélida Domínguez de Miguel fue ex senadora y diputada nacional, pero además tejió una amistad con Eva Perón y se convirtió en su mano de recha. Luego de una vida de historia peronista, Nélida murió este jueves, a los 101 años.

Su vida había cambiado, cuando de muy joven su padre hizo que escuchara los discursos del general Juan Domingo Perón, cuando aún era secretario de Trabajo. Con los años, dejó todo y se sumó a las filas del peronismo.

“Pateábamos las calles llevando la verdad de nuestro movimiento”, rememoró Nélida en una vieja entrevista sobre los primeros años de militancia del Partido Peronista Femenino creado por Evita.

 

El camino junto a la mayor referente mujer del peronismo comenzaba a forjarse. Pasó muchas horas sentada junto a la cama de Eva, mientras el cáncer avanzaba sin retorno. Todas las noches, como un cuento, Nélida le contaba cómo estaba la situación política del país. Algo que sucedía a escondidas dele General, quien quería que Eva descansara. Al morir, Perón tuvo el gesto de elegir a Nélida como una de las personas que acompañarían los restos de Evita.

Luego, Nélida integró la comitiva que acompañó al general Perón en su primer retorno a la patria el 17 de noviembre de 1972; y más tarde fue electa diputada nacional en dos oportunidades y senadora en otra.

Se erigía, hasta este jueves, como un ícono viviente del peronismo histórico. Lo seguirá siendo.

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