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Con agradable sorpresa podemos observar en los laterales del campo de juego del club Ferrocarril los bolsones con el caucho necesario para la colocación de la carpeta de césped sintético que albergará dicho lugar a muy corto plazo.

Cuando finalmente se concrete dicha obra, se habrá cumplido un sueño que muchos no verán, pero que hicieron un gran trabajo durante muchos años para que esto fuera una realidad, y quizás la figura de Claudio Alarcón sea la más representativa que recordamos, de todo ese tiempo.

En los próximos días llegarán los bolsones con los rollos de césped sintético y a más de uno se la caerá una lágrima recordando años y años de trabajo para llegar a este momento, como culminación de un esfuerzo colectivo de otro tiempo que llega a su fin previsto, para recordar y tener en cuenta el estadio más representativo del fútbol de la ciudad.

Un poco de historia

Allá por los años 50 el actual campo de juego era un baldío que pertenecía a la empresa de los ferrocarriles y que se usaba precisamente para entretenimiento y juego del fútbol entre distintos sectores como puerto, administración, etc., y que era sostenido por el personal de la misma, pero cuando se crea el club en 1952, ya la cuestión fue más seria y hasta el “campamento de solteros” como se conocía parte del lugar fue tomando forma.

El piso era gredoso y un zanjón corría paralelo al lado del este donde muchas veces se perdía la pelota pero con el tiempo, fue tomando forma y con algunos vagones viejos se fue acomodando un poco hasta la llegada de un nuevo interventor como lo fue el bahiense Aníbal Rey Méndez, entusiasta emprendedor que le cambió hasta el color de la camiseta, y esto viene a cuento porque cuando se iniciaron tuvieron discusiones si usar la de Boca o la de River y luego de una elección, Ferro jugó bastante tiempo con la camiseta de River en el fútbol local.

Luego, Rey Méndez colaboraría con la imposición de los colores (hombre fanático de Olimpo de Bahía Blanca) y todo se transformaría en amarillo y negro, cuando en 1967 se instala el primer alambrado, en 1970 comienza la construcción de la primera tribuna que se inaugura con un cuadrangular en 1973 que jugaron Ferro y Boxing como locales junto a las visitas de los chilenos del Deportivo Bories y del Sokol.

El trabajo de las tribunas con rieles en desuso y tantos otros intentos como el primer piso de césped todavía con Rey Méndez como interventor como recordaba siempre Alarcón, les costó un sinfín de esfuerzos, donde se destacaban Corbalán y el “Gordo” Ochoa, los intentos de plantar césped en 1972 cuando con la colaboración de Vialidad provincial se tiraron 120 camionadas de tierra negra traída desde los campos de Marina y la necesidad de mantener el piso húmedo para que el viento no se llevase la tierra recién instalada contra los alambrados, para poder jugar la Beccar Varela de aquel año.

La iluminación en 1997 y el nuevo sembrado en el 2000 con el cerco perimetral y el alambrado olímpico del campo de juego, horas y horas de riego preferentemente nocturno para que pueda jugar la selección de Pekerman con Hugo Tocalli al frente y tantas otras historias que serían para escribir un libro de esfuerzos y de voluntades para llegar a hoy a estar tan cerca de un piso acorde, harán seguramente que no solo una lágrima corra por alguna mejilla, sino que un torrente de ilusiones llegue a concretar un empuje de tantos años.

Por allí nos recordamos cuando en aquel bendito y único Congreso del Fútbol que tuvo la ciudad en 1995 en el Boxing donde Juan Carlos Gargaglione fue el estandarte de césped sintético cuando casi no se lo conocía, y lo que representó luego a través de los años la nueva cara del fútbol de la región, hace también que mirando la cancha de Ferro, esa que transitamos tantas veces, hoy tenga la posibilidad de transformarse con un piso definitivo en una realidad que los ferrocarrileros viejos llorarán con alegría, y los nuevos admirarán sin saber la cantidad de esfuerzo que esto representó no solo para la institución, sino para la sociedad toda.

A la espera de la llegada de los rollos de césped, mirando la realidad de hoy, Ferro seguirá siendo gran parte de la historia del fútbol de la ciudad, y como siempre, pisando fuerte.

EN ESTA NOTA Club Ferrocarril YCF

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