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Por Florencia Golender
Del jueves 14 al miércoles 20 de noviembre, el presidente Javier Milei se prepara para siete días de intensa agenda internacional. Visitará a Donald Trump en su propiedad Mar-a-Lago en Florida y regresará a Buenos Aires para recibir a su par francés, Emmanuel Macron. Le sigue la Cumbre del G20 en Río de Janeiro, donde tendrá saludo obligado con el anfitrión, Luiz Inácio Lula da Silva, y posible bilateral con el chino, Xi Jinping. A su vuelta, se verá en la Casa Rosada de Georgia Meloni, primera ministra de Italia.
Conforme con los resultado económicos producto del ajuste, el Presidente está listo para varias fotos de alto perfil global. Este jueves hará su séptimo viaje a los Estados Unidos para una cita no oficial con el próximo Jefe de Estado de la potencia occidental con la que su gobierno tiene “asuntos pendientes”.
Así resumen cerca de Milei las expectativas mientras trabajan para pocos días después, concretar un mano a mano en el marco del G20 con su par Xi Jinping de China, la gigante oriental.
Además de los dos líderes europeos en la Argentina y de las altas probabilidades de posar por primera vez con Lula da Silva, conductor del principal socio comercial del país con el que acumula varios cruces; Milei tantea tímidamente si existen beneficios de jugar a dos puntas en el preludio de una supuesta “guerra comercial” que se prepara para declararle Trump a China.
La táctica lo llevaría a compartir, con pocos días de diferencia, una foto Trump y otra con Xi Jinping, al que hace poco le reconoció que “no pide nada a cambio” para hacer negocios y le agradeció la renovación del swap que alivió las reservas del Banco Central.
Está por verse si se concreta esa bilateral entre el 18 y el 19 de noviembre en el G20 en Brasil. Parte se definirá en Florida con Trump, a donde Milei llegará con varios objetivos repartidos entre afianzar su plan de estabilización y potenciar la economía argentina tanto como su rol de dirigente de la nueva derecha mundial.
Milei espera que Trump ayude con un “gesto” del FMI que no llegó de los demócratas, dé un enorme impulso a inversiones privadas estadounidenses en el país y abra tratativas para un tratado de libre comercio -algo ambicioso en el marco de la suba de aranceles a productos externos que tiene prometido el republicano-.
La reunión en la inmensa residencia de Mar-a-Lago (Palm Beach) se dará en el marco del foro de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC). Milei podría tener la oportunidad de brindar un discurso nuevamente ante el público que se prepara para gobernar los Estados Unidos.
Se enterará allí, en primer lugar, si está invitado a la ceremonia de asunción en Washington que será el próximo 20 de enero. En segundo, cuáles son los primeros beneficios que podría exprimir del buen vínculo con Trump y con su alfil, el magnate Elon Musk; también si existe contraprestación política.
Una vez concretado el viaje relámpago a Florida, Milei abordará la agenda oficial. Recibirá a su par francés, Emmanuel Macron, en la Casa Rosada. Ambos ya se vieron en julio último en París cuando el libertario fue invitado a la apertura de los Juegos Olímpicos. Francia es un aliado importante para la Argentina en el FMI mientras crecen los rumores de avance en el tratado de libre comercio entre Mercosur – Unión Europea.
Milei y Macron se reunirán un día antes del comienzo de la Cumbre de Jefes de Estado del G20. El interés del mandatario francés probablemente se haya apreciado en los últimos días desde que el líder de La Libertad Avanza confirmó que será uno de los primeros en ser recibido por el electo Trump.
Tras esas postas internacionales, Milei llegará el 18 a Río de Janeiro. El mundo mirará. si ocurre, cómo estrecha la mano de Lula da Silva, a quien trató de “corrupto”, “comunista”, entre otras. Varios líderes mundiales desfilarán por Río de Janeiro y Milei podría juntar múltiples fotos más de alto peso global para su álbum.
Cuando retorne a Buenos Aires, el miércoles 20 lo espera otra: tal cual anticipó cronica.com.ar, tendrá como invitada en Casa Rosada a la primera ministra italiana, Georgia Meloni, con quien la relación es excelente. Fue quien lo invitó en junio último al G7, selecta cumbre que compartió en Italia con Lula da Silva pero sin contacto, excepto sentarse a una misma mesa de debate.
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