Hace unos días se hizo viral la historia de un Conrado Ramos Estrada, un hombre de 57 años que padecía rinofima, una extraña enfermedad de la nariz que hace que crezca excesivamente, llegado al punto de generar complicaciones al momento de respirar y comer. Ramos, se encontraba trabajando como pintor en la casa del doctor Thomas Romo, quien tras observar el problema de salud se ofreció a intervenirlo quirúrgicamente gratis. El caso se conoció luego de que el médico estadounidense, compartiera el antes y después de la cirugia en sus redes sociales.

La curiosa historia, recordó el caso de “Trompita“, un argentino que padecía la misma enfermedad y que fue intervenido en hospital Ramos Mejía de la ciudad de Buenos Aires. El paciente tenía entonces 60 años y vivía en el Conurbano.

 

Desde la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (SACPER) recordaron el emblemático caso que debieron atender en 2007.

Al respecto, Nora Petralli, miembro titular del SACPER recordó se convirtió en el cuadro de rinofima mas severo que tuvimos. “Sobresale en el enorme historial de casos de nuestro hospital e incluso supera en magnitud al suceso que tomo notoriedad en las últimas horas”, explicó la doctora.

La especialista reveló que hasta hoy recuerda el caso de A.S., un hombre que se acercó en soledad a consultar cómo podía hacer para modificar un rasgo facial que repercutía negativamente en su autoestima.

“La extensión del crecimiento nasal era extrema: medía 14 centímetros desde la raíz hasta la punta, cuando lo normal son cinco centímetros. Fue todo un desafío encarar su resolución, ya que vivía solo y nadie lo acompañaba”, dijo Petralli.

La médica que finalmente encabezó su intervención quirúrgica detalló que A.S. “era muy callado y respetuoso. Sus vecinos lo apodaban cariñosamente ‘Trompita’. Él se reía. Sin embargo, nos decía que su único deseo era que no le siguiera creciendo su nariz. Que quería volver a tenerla como antes”.

La operación significó un paso trascendental en su autoestima

“Recuerdo haberlo preparado rápidamente para la cirugía, en la cual utilicé un equipo láser de mi propiedad. El éxito fue absoluto y se consiguió un cambio total en su apariencia. Nos pidió que le escribiéramos en un papel el diagnóstico de lo que él había tenido porque se lo quería mostrar a sus vecinos. También que había pasado a ser del hazmerreír a la persona mas venerada en su barrio”, rememoró Petralli.

Además, recordó que quienes lo conocían se acercaban a tocarlo y lo consideraban parte de un milagro. Incluso en sus visitas sucesivas cambió su aspecto: se tiñó el cabello, venía mejor vestido y siempre sonriente.

Al igual que el hombre estadounidense, A.S. era portador de un cuadro grave de rinofima, un grado extremo de rosácea que produce el crecimiento desproporcionado de la nariz.

A raíz de la viralización de la historia, el doctor Edgardo Bisquert, miembro de la comisión de Prensa del SACPER, indicó que “sin dejar de valorar la actitud del colega estadounidense y de alegrarnos por lo que sucedió, existen miles de historias similares en los hospitales públicos de la Argentina, donde tenemos un sistema sanitario que no excluye a nadie”.

También remarcó: “No solo casos como este. Otros pacientes llegan con secuelas de quemaduras graves, malformaciones congénitas y deformidades producto de cirugías oncológicas o de traumatismos. Todos estos inconvenientes son resueltos por los servicios de cirugía plástica y reparadora de los hospitales públicos de todo el país”.

“Nuestra especialidad no solo es lo estético, que es lo que mayormente se muestra en los medios. Sobresalimos en las cirugías plásticas y reparadoras, que son realizadas en un nivel de excelencia superior a muchos otros sitios del mundo”, dijo el médico.

En cuanto a A.S., Petralli manifestó que tras la operación y luego de los controles pertinentes no volvieron a saber de él.

 

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