En una nota para “LAM” (América TV), programa conducido por Ángel de Brito, Benjamín Vicuña volvió a hablar tras la fuerte publicación de Eugenia “La China” Suárez, quien lo acusó de “mal padre” y sugirió que enfrenta problemas de adicción; lejos de responder con el mismo tono, el actor optó por una postura reflexiva y, si bien no esquivó el tema, dejó en claro que su enfoque está puesto en lo que considera, realmente, importante. “Hay dolores más fuertes”, aseguró, aludiendo al daño emocional que provocan este tipo de exposiciones públicas.
Las declaraciones del chileno se dieron al regresar a la Argentina, luego de pasar unos días en el exterior junto a sus hijos y Carolina “Pampita” Ardohain; el viaje, que él mismo definió como “un tiempo de conexión y contención familiar”, le permitió tomar distancia del conflicto mediático y, según contó, reafirmar sus prioridades; en este marco, destacó: “Preocuparse de las cosas importantes, hacer foco en mis hijos, mi familia y seguir”.
También, hizo referencia a la relación actual con Suárez, madre de dos de sus hijos; si bien evitó entrar en polémicas, sí reconoció que la situación, entre ambos es compleja y que no hay un vínculo fluido en la actualidad. “Es una pena”, lanzó al referirse a la falta de diálogo con la actriz, quien está por iniciar una nueva etapa en Turquía, donde viajó, el sábado, acompañada por sus hijos.
Vicuña fue claro al manifestar que no desea seguir alimentando el conflicto en los medios y dejó entrever una crítica a la forma en que, La China, ha manejado el tema públicamente. “Es mi opción no exponer a mis hijos”, indicó, en una frase que muchos interpretaron como un palito para la actriz.
Respecto al impacto que tuvo la publicación de su ex en su vida personal y profesional, Vicuña reconoció que no fue fácil, pero prefirió no ahondar. “Hay un impacto, pero no quiero ni explicar las cosas que se saben. Ni siquiera vale la pena aclararlo”, aseveró.
En contraposición a la polémica, el actor destacó el valor del reciente viaje familiar que realizó junto a Pampita y sus hijos, como una forma de priorizar el bienestar emocional de los más pequeños y apostar por una convivencia armónica. “Es el espíritu de la familia ensamblada, que, en algún momento, pronto se pueda restablecer”, concluyó.
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