Faltan 83 días para el 25 de Mayo. Fecha que parece lejana con los apremios económicos que soporta la sociedad -marzo y abril será lo peor, anticipó el Gobierno-, pero que legisladores y gobernadores adquirirán protagonismo por el llamado al pacto que realizó Javier Milei, advirtiendo que “si quieren conflicto, conflicto tendrán”.

El Presidente, a punto de cumplir tres meses en el gobierno, hizo una apuesta política en medio de una crisis política: le tiró la pelota a la casta. Convocó a gobernadores y líderes políticos a firmar el Pacto de Mayo en Córdoba. Lo hace con un tono de advertencia y de ultimátum: “No les tengo fe, desconfío de ustedes”, les dice. “Pero les doy una última oportunidad”, asegura, si no firman, se viene el conflicto “y yo no doy marcha atrás, voy a seguir acelerando”, aseguró en el final de su discurso del viernes.

Gobernadores presentes en la Asamblea Legislativa para el discurso de apertura de sesiones en el Congreso.

Los diez puntos del Pacto de Mayo incluyen cambios que son tan fuertes como pocas son las precisiones: Una reforma tributaria de la que no se sabe nada, una “reforma política estructural”, cambios en las leyes laborales y el regreso de las AFJP. Todo eso en medio de algo que puede seducir a los gobernadores, que es rediscutir la coparticipación federal.

Tiende una mano, pero con la otra amenaza con un palo”, reconoció un viejo dirigente político al salir del Congreso.

La mayoría de los gobernadores y dirigentes de la oposición no kirchnerista salió en tándem a respaldar el llamado al pacto. Esa fue la primera actitud que les permite poner el freno a una escalada del conflicto entre distintos poderes. Poco después señalaron que desean conocer detalles antes de comprometerse. También esta invitación producirá debates internos para no perder la iniciativa propia en el Congreso.

El PRO y sus aliados son los que rápidamente apoyaron. No es casual que el ex presidente Mauricio Macri haya sido el primero en twittear festejando la convocatoria y dando su total apoyo al Pacto del 25 de Mayo. Hasta los gobernadores más duros, como Ignacio “Nacho” Torres y Maximiliano Pullaro, que habían asumido un rol protagónico en la resistencia federal, salieron a festejar la apertura al diálogo.

Un pacto implica diálogo, no un sistema de adhesiones”, advirtió Miguel Pichetto, jefe de la bancada Hacemos Coalición Federal, que representa a 23 legisladores clave para la discusión legislativa. “Si no se abre la agenda de discusión no es diálogo, es imposición de una idea”, señaló el mandatario cordobés, Martín Llaryora.

Ocurre que el pacto que se firmaría en Córdoba dentro de tres meses tiene una condición y es que se apruebe en el Congreso el paquete de ley ómnibus que ahora llegará en cómodas cuotas.

¿Se retomará la ley ómnibus original que incluía, por ejemplo, retenciones y fórmula jubilatoria o el texto ya pulido en las fallidas negociaciones? Pregunta que se hacen muchos.

Varios de los puntos ya tenían una “luz verde” en el recinto. En qué punto de la discusión se arranca será central para los bloques amigables que no entendieron por qué se sacó entero el proyecto en las extraordinarias.

Los “amigos”, gobernadores y legisladores, respiran aliviados después del discurso del viernes. Hicieron oídos sordos a los agravios que salieron de boca del Presidente y apuntaron a una palabra clave: Pacto.

Ahora llega la ocasión de discutir en el terreno político, algo que Milei dice despreciar pero a lo que, en apariencia, le abrió una puerta.

No le quedaba otra. El conflicto social está creciendo, vienen los meses más duros, la clase media está al límite y su apoyo al gobierno está decayendo, la Justicia le está fallando en contra, a Milei no le quedó otra que enfriar la crisis y patear la discusión un tiempo mientras ve si aparece esa lucecita de esperanza en el camino. Tuvo que aflojar, pero tendremos que ver si se abre la puerta a una discusión en serio o es solo para ganar tiempo”, dijo a este cronista un desconfiado dirigente peronista.

El clima entre los gobernadores es de alivio. Los que iban a llevar la crisis a un punto del cual es difícil retornar ahora hablan de diálogo. Los legisladores que estaban trabajando para imponer un acuerdo fiscal a la fuerza y terminar con el decreto de necesidad y urgencia entraron en pausa.

Muchos de la “casta” lograron lo que venían reclamando desde el primer día de gobierno de Milei y que es una mesa política donde sentarse a negociar sin que los insultaran. ¿Será así?

Una de las preguntas centrales es si el discurso de Milei ante la Asamblea Legislativa fue una demostración de fortaleza o de debilidad. Hablar de pacto habitualmente es hablar de negociación política, algo que aborrece Milei. Como sea, la pelota está del lado de la “casta”.

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