Your browser doesn’t support HTML5 audio

En un despacho de la Casa Rosada, un funcionario de estrecho vínculo con el presidente Javier Milei reconoce ante La Opinión Austral que lo único que preocupa es que “el mercado duda y necesitamos que nos crea“. Es mitad de la semana y el gobierno sigue con lupa las reacciones para recuperar confianza. En el cierre, con menos brecha cambiaria, fue implacable con “traidores, saboteadores“, criticó al FMI y se mostró seguro de contarle a “la gente” que “tendrá que vender dólares“.

El respaldo que los actores financieros y empresarios prestaron los primeros meses y que Milei esperaba fortalecer con superávit fiscal y la baja de la inflación, comenzó a mostrar para su sorpresa inquietudes sobre la consistencia de la macro (las llamó “anomalías” porque el dólar sube y estamos comprando, lo que suele ser al revés), ergo mayor brecha cambiara.

Este viernes el mercado avaló un sutil alivio: el dólar blue o libre que había llegado a un récord de $1.500 recortó a $1.445 respecto de los $942 del oficial. Se detuvo el desplome de bonos y el riesgo país dejó de crecer.

Además del desbarajuste, la alarma suena igualmente cada vez que se constatan en diversos rubros remarcaciones en base a expectativas negativas. En la Rosada saben que el mayor capital político del presidente en este momento de plena recesión es un índice de precios a la baja porque genera “paciencia“. Aquel que atente contra eso, paga las consecuencias.

Sin lugar para dudar

Es que el escenario de especulación que parte de allí y se ancla en el freno de la actividad y el consumo coincidió, a su vez, con la exposición de grietas internas que, puertas muy adentro del gobierno, admitieron ante este medio como “esperables” aunque no en la esfera pública.

De hecho, el duro tratamiento a los “traidores” apunta más que nada a evitar que tal exceso, como entiende Milei a dudar de las medidas que aplica el ministro de Economía, Luis Caputo, y a conspirar contra transmitir estabilidad, se repita.  “Lo único que preocupa es que nos crea el mercado“, repite la fuente cuando se le pregunta por la variedad de desafíos políticos y económicos que tiene el gobierno.

Es miércoles por la tarde y Milei se prepara para tachar del Consejo de Asesores económicos al segundo miembro en tres semanas. Luego de invitar a renunciar a Fausto Spotorno por dudar de sus planes, echó directamente al empresario Teddy Karagozian, que los cuestionó y habló de atraso cambiario.

El “raje” fue una defensa cerrada del presidente a su ministro Caputo, que viene soportando las presiones devaluatorias no sin salir ileso. A Spotorno, lo acusó en la red social X de buscar “afanarse información confidencial y hacer más rentable la consultoría” y a Karagozian de “imponer su agenda prebendaria después de fracasar“.

En ese acto y con los indicadores financieros del viernes, Milei volvió a rechazar una devaluación tal cual se lo sugieren no sólo representantes de la industria, sino también, del área productiva.

Una demora conocida

El mayor generador de divisas genuinas del país, el campo, sigue liquidando en la etapa de cosecha gruesa por debajo de las expectativas del gobierno (desplazamiento mediante del secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, y designación de Sergio Iraeta, en el cargo que volvió a denominarse Agricultura, Ganadería y Pesca).

El principal daño de la mentada demora del sector agroexportador es el impacto que tiene en las estimaciones de las Reservas del Banco Central. Una usual muestra de poder por parte de los que pueden esperar un tipo de cambio que consideren más favorecedor.

Milei encontrará a sus representantes cara a cara el próximo fin de semana cuando, según pudo confirmar este medio, asista a su regreso del viaje relámpago a Francia (para asistir a la inauguración de las Olimpiadas y reunirse con su par francés, Emmanuel Macron, a la Exposición de la Sociedad Rural en el barrio porteño de Palermo.

Es algo que le ha ocurrido en mayor o menor medida a todos los gobiernos sin distinción partidaria, pero que, en el corazón de La Libertad Avanza se agrega entre los contratiempos no “esperables“. Una sensación que supo experimentar su máximo aliado, el expresidente Mauricio Macri, líder de la coalición Cambiemos (ahora Juntos por el Cambio).

Fondo y Forma

Las menciones de Milei al respecto (lejos del “estilo” kirchnerista) se evidencian evitables pero se limita a repetir: “No voy a devaluar“.

Milei guarda por ahora los cañones para los que abandonan sus filas, para adversarios políticos peronistas y/o kirchneristas y para los que, a su entender, conspiran desde adentro del FMI para otra inesperada demora: un nuevo programa que asegure fondos frescos.

Milei volvió a marcar “una mala intención manifiesta” el director para el Hemisferio Occidental del FMI, el chileno Rodrigo Valdés, de frenar o trabar negociaciones. Si bien separa de esa actitud a la directora gerente del Fondo al que se le debe 45 mil millones de dólares desde 2018Kristalina Georgieva, no teme en señalar que no corre al funcionario chileno del caso argentino tal cual se lo solicitó.

El gobierno libertario espera, según deslizan en la Casa Rosada, conseguir entre 5.000 y 10.000 millones de dólares para aportar a las reservas y ayudar a la salida del cepo cambiario.

Una paradoja de los tiempos que corren desde que el expresidente estadounidense, Donald Trump, movió fichas para darle ese préstamo al gobierno de Macri -algo que Milei calcula podría repetirse si el republicano triunfa en las elecciones de noviembre 2024– es que el derrotado por Milei en las elecciones, el exministro de Economía, Sergio Massa, también pidió sin éxito la cabeza de Valdés.

En tanto esa indefinición, comenzó a hacerse notoria la preocupación por el cumplimiento de los compromisos a futuro.

Caputo buscó dar señales de calma. Aseguró que terminó con la bomba de los PUTs; que vino a bajar la inflación y los impuestos (restituyó Gananciaspromete bajar el PAIS en septiembre); que el Estimador Mensual de la Actividad Económica del Indec confirmó la recuperación con los números de mayo (1,3% de alza respecto de abril); que “estamos viendo cómo ayudar al campo y eso está generando una confianza bárbara” del sector; que “no hay más emisión“, y que hay “superávit fiscal“.

Milei aportó al despeje de deuda con bonistas: “El pago de los intereses de enero ya lo deposité, y los pagos al capital si no lo puedo rollear tengo abrochado los grifos. Tenemos armadas las REPO para cubrir, nosotros pagamos como sea”, aseguró.

Los esfuerzos confluyen con que el Banco Central vendió USD 106 millones en el mercado esta semana y las reservas tocaron el nivel más bajo desde marzo. Además, Caputo confirmó (tras un pedido de informe de la Asociación Bancaria) que la autoridad monetaria hizo envíos de lingotes de oro de las reservas al exterior para “sacar un retorno ya que el país necesita maximizar los retornos de sus activos”.

El ministro de Economía se mostró seguro: “la popularidad del Presidente sigue tan alta porque la gente tiene esperanza porque la inflación baja“. Tan seguro que se animó a llevar al llano su política monetaria: “La gente va a tener que vender dólares para pagar impuestos el peso va a ser la moneda fuerte“. Cómo convive esto con la promesa de una dolarización, se permiten dudar algunos libertarios pero, lección mediante, lejos de los micrófonos.

Leé más notas de Florencia Golender

Ver comentarios