El fin de semana Río Gallegos atravesó un brote de casos positivos en la ciudad, tras las medidas del Gobierno, se restringió la circulación y aumentó la prevención para la población.

Una de las recomendaciones más fuertes que hacen las autoridades sanitarias es no compartir el mate en espacios de trabajo y entre amigos y familiares.

Es importante resaltar que la producción y venta de yerba mate tuvo su “pico de furor” durante el mes de abril y el de mayo, cuando la cuarentena era más estricta en todo el país.

El consumo durante mayo se mantuvo en 23,9 millones de kilos, acorde a los datos que registran y que se desprenden del Instituto Nacional de la Yerba Mate.

El panorama local

Acorde a esa fecha, comerciantes locales indicaron a La Opinión Austral que abril fue el mes en el que “los mates volaron”. Tal es el caso de Patricia, que tiene un multirubro sobre la calle Zapiola y, además de artículos de kiosco, vende mates.

Tomo más mate que antes y ahora comparto sólo con mi hermano

“Volaron todos, se me agotaron enseguida ni bien empezó la pandemia”, detalló. “Vendía de todo y de muchos estilos, pero me quedé sin ellos y sin comprar porque el viajante no llega y no mandé a pedir”, agregó.

Supermercados aprovecharon el “boom” del mate y llenaron góndolas con todas las variedades. Hay de madera, de acero inoxidable y de plástico o caucho. De todos colores y más clásicos, se consiguen a varios precios.

Las ofertas apuntan a los de plástico que oscilan entre los 50 y 300 pesos, de vidrio que varían entre 200 y 300 pesos o de acero que, según el estilo, alcanzan hasta los 700 pesos.

Además, hay una gran variedad de mates para consumo personal, como el “mate-listo”, que no supera los 400 pesos.
Pero, ¿cómo se las ingenian los más “materos”? La recomendación de las autoridades sanitarias es no compartir y que cada persona tenga su propio equipo de mate, el cual deben lavar bien para disminuir las posibilidades de contraer el virus.

Aquellos “fundamentalistas” se vieron atravesados y el desafío de negarse a tomar un mate con otra persona, muchas veces, se complica. Sin embargo, “la salud está primero”, adhieren.

Nicolás es uno de ellos, se considera fanático del mate, conoce cómo prepararlos y tiene sus marcas predilectas. En plena pandemia, contó a La Opinión Austral que sólo comparte el mate con su hermano, con quien vive. Después, para salir cada uno tiene su propio equipo.

Una situación se replica en el caso de Miguel, otro “fan” del mate que comparte sólo en familia, pero no acepta mates de otras personas con las que no convive. “Habrá que acostumbrarse”, dijo respecto a la “nueva normalidad”.

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