YPF y la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (FIUBA) presentaron en la sede de la petrolera el informe “Impactos potenciales en Cuenca Argentina Norte –off shore– sustentable, inclusivo y competitivo”. Se analizan los “potenciales impactos industriales, tecnológicos y de transición energética del desarrollo costa afuera de la Cuenca Argentina Norte (CAN) ante el descubrimiento de acumulación de hidrocarburos que resulten técnica y económicamente viables para su producción”.

En este escenario, la próxima edición de AOG Expo 2023 –a realizarse en La Rural Predio Ferial- será el escenario adecuado para volver a dialogar el informe y promover el debate sobre el escenario que transitará Argentina en el desarrollo offshore, industria clave para generar trabajo de calidad y fortalecer la economía bajo un programa federal con el eje puesto en las exportaciones. El Grupo La Opinión Austral estará presente en el evento generando contenidos exclusivos.

Estudio

Para la explotación offshore, la petrolera de bandera nacional definió dos escenarios productivos: el base” y el “máximo“.

El primero señala que al “pozo Argerich se le incorporan tres proyectos similares en la Cuenca Argentina Norte (CAN 100), acumulando un total de 4.000 millones de barriles equivalentes (MMBOe) en 18 años“. En el escenario “máximo“, la previsión es a 28 años de productividad y alcanzaría 24.000 MMBOe“. “Entre los seis proyectos se plantea un desfasaje temporal de dos años considerando que se empieza la producción en el año 2030”.

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El informe elaborado por la UBA e YPF.

Los puertos bonaerenses serán claves. “Una vez completadas las obras prontas a ser licitadas (zona de acopio), la terminal marítima de Mar del Plata ofrecería -en un plazo acotado y con un presupuesto limitado- las mejores condiciones para ser utilizada en el escenario base“, se pronosticó.

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Raúl Podetti, consultor naval.

El potencial permite a los especialistas ajustar de manera positiva las proyecciones. “En una situación más demandante se deberá decidir qué camino seguir: continuar en Mar del Plata o trasladar la mayor parte de las actividades al puerto de Bahía Blanca, manteniendo los servicios de urgencia en Mar del Plata”.

Los especialistas recomendaron al sector privado “explorar las posibilidades que ofrecería Mar Chiquita o un emplazamiento equivalente en las cercanías de Mar de Cobos con un desarrollo greenfield”. Sin embargo, dependerá del nivel productivo que se alcance en el enclave industrial.

Tecnología

A pesar de los bajos recursos en ciencia tecnologíaArgentina cuenta con ambiciosos planes en la temática oceánica, abarcando la producción de hidrocarburos costa afuera y preparando los recursos humanos necesarios para aprovechar la riqueza que ofrece el Mar Argentino.

“La experiencia de países desarrollados demuestra que para una industria competitiva costa afuera se debe crear inteligencia y reducir la dependencia excesiva extranjera. La problemática científica y tecnológica tiene características estratégicas y requiere una visión de largo plazo para hacer crecer el trabajo intelectual. Se da con claridad la oportunidad de apalancar un virtuoso futuro con la explotación sustentable de recursos naturales hidrocarburíferos”.

La industria naval argentina será clave en el nuevo modelo industrial para el progreso y desarrollo.

El actual marco normativo y la estructura naval argentina no beneficiará esta gran oportunidad de crecimiento. “Se plantea entonces, similar al caso de Brasil, promover la asociación entre astilleros competitivos nacionales con medianos y grandes grupos industriales navales offshore internacionales. Se obtendrían así la experiencia específica y la fortaleza financiera imprescindibles para ser considerados potenciales proveedores de embarcaciones offshore”, desarrollando la segunda y tercera generación de esa gran industria y creando un nuevo polo de trabajo.

“La única forma de lograr que estas nuevas generaciones de astilleros aporten mucho más empleo que el directo generado en sus propias terminales navales es a través del desarrollo del centenar de proveedores navalpartistas actuales (y muchas más futuros) y, sobre todo, de las casi 10.000 empresas proveedoras de la industria del Oil & Gas presentes en todo el país. Para lograr este desarrollo se requiere una progresiva política de creciente contenido nacional en las construcciones offshore”.

“Bajo un modelo de desarrollo virtuoso, la construcción naval y de equipos de hidrocarburos representarían entre el 63% y el 73% del impacto total. En el escenario máximo se pueden llegar a crear 242.000 empleos en 2035 y el valor acumulado total generado en estas actividades productivas llegaría a USD 37.600 millones“.

Sustentabilidad

El estudio también concluyó que “la producción offshore genera emisiones de carbono no deseables en gran volumen. Provienen principalmente del uso del gas natural de los pozos productivos que alimentan de energía a las FPSO (producción de petróleo de difícil acceso), pero también de las emisiones generadas por los otros barcos offshore que usan el diesel oil (DO) para sus operaciones”. Las proyecciones dan cuenta que “se emitirían entre 22 y 136 (millones de dióxido de carbono) según el escenario considerado”.

Se propone “lineamientos para reducir esas emisiones reemplazando el 100% del diesel oil y el 10% del gas natural por BIOGNL (cero emisiones) de producción local. Estas medidas definen la proyección objetivo de emisiones, con una reducción substancial de a 29 millones de dióxido de carbono, según el escenario”. Se detalla que aun así, quedaría entre 18 y 107 millones de dióxido de carbono, cuyo impacto negativo debe ser compensado.

“Conscientes del impacto negativo de las emisiones, empresas (incluyendo Equinor), en sus inversiones costa afuera destinan un valor de USD 100 por tonelada de dióxido para financiar acciones compensatorias del impacto de las emisiones que aún no logran evitar”. “En este caso, las inversiones compensatorias permitirían, por ejemplo, descarbonizar el transporte fluvial y la actividad pesquera costera, generando hasta 27.740 empleos durante 28 años”.

Conclusión

Se presenta un análisis global: “Hace décadas que el sistema vigente impide el desarrollo, no ayuda a la inversión en Ciencia & Tecnología, no exige reducción de emisiones ni aumento de contenido industrial local y, lo que es peor, ni siquiera genera el mínimo incentivo”.

En esta línea, el estudio “propone mejorar el sistema vigente cambiándolo por un nuevo modelo virtuoso que sea más sustentable, competitivo, inclusivo, federal y que su fuerza sea la sana ambición del desarrollo nacional posible, necesario y perdurable”. “Se calculó el impacto de captar para la industria y C&T nacional un 1,5% del valor de la producción total estimada para el escenario máximo de la CAN”.

“El resultado es asombroso: sería posible duplicar el valor nacional y se podría sextuplicar el empleo de calidad, reducir un 21% las emisiones logrando tener la primera flota de apoyo offshore de cero emisiones del mundo. Y eso se haría generando un ahorro al operador petrolero de unos USD 5.295 mil millones con lo que se podrían pagar el 100% de las biorrefinerías necesarias y el 50% del valor nacional de las construcciones offshore nacionales planeadas”.

El CAN 100 es una nueva gran oportunidad de progreso para Argentina, el desafío está en readecuar el programa industrial acorde para ese polo productivo.

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