Una de las características que ha tenido la vida política argentina desde su nacimiento como nación ha sido la intolerancia y el enfrentamiento. Hoy le decimos la grieta. Odio, fanatismo, intolerancia hacia el otro en pequeñas o grandes dosis caracterizan estos choques que con frecuencia salpican nuestra historia.
La división entre unitarios y federales en los inicios de la Argentina como país, que derivó en guerras civiles durante décadas, puede citarse como un comienzo.
Las décadas de 1940 y 1950 con el peronismo y antiperonismo generaron una de las jornadas más trágicas de nuestra historia: el bombardeo de Plaza de Mayo donde fuerzas nacionales mataron a más de 300 de sus compatriotas -varios de ellos niños y mujeres- y dejaron a más de 700 heridos.
Sin embargo y pese a estos crueles antecedentes, para algunos “la grieta” política nació y fue creada por el kirchnerismo entre los años 2007 y 2019. Muchos periodistas y medios de comunicación participaron y fomentaron esta división entre “kukas” y “gorilas”, tal como se llamaban, entre otras calificaciones.
“En 20019 llegué con una ilusión que era terminar con la grieta, y no pude. Y la verdad es que eso es una gran frustración para mí”, contó el ex presidente Alberto Fernández en un reportaje que brindó al terminar su mandato. Y si, falló, la grieta continúa viva y retroalimentándose.
El actual ministro del Interior, Guillermo Francos, explicó en estos primeros días de gobierno de Javier Milei, que el flamante presidente “no tiene intenciones de profundizar la grieta y con su triunfo generó un mensaje de libertad y esperanza para los argentinos”.
No lo está logrando. Y no hace falta oír los cacerolazos contra el Decreto de Necesidad de Urgencia para ser tan terminante. La grieta se muestra viva en choques totalmente innecesarios. Como el siguiente.
En las redes sociales, Milei publicó un largo mensaje contra el querido y ya fallecido actor Hugo Arana por un diálogo que en 2017 -repito, 2017- mantuvo con el periodista Luis Novarieso, en el que cuestionaba el concepto del “derrame” en la economía.
Alguien subió ese viejo video a las redes, y el Presidente lo acusó de demostrar “envidia, odio y resentimiento”.
Arana falleció en 2020, víctima de Covid, viviendo en una humilde situación económica y con el reconocimiento y afecto de toda la colonia artística.
La Asociación Argentina de Actores y Actrices cruzó al presidente y al calificó su mensaje como un hecho de “cobardía, envidia y resentimiento”. Se preguntaron desde la entidad: “¿Qué necesidad tienen de insultar la memoria de un hombre bueno como vos? ¿De insultar a un actor querido, honesto y buen compañero? Cuesta imaginarlo”.
Una respuesta posible a este traspié presidencial es la grieta.
¿Era necesaria esta contestación a un video que muy pocos vieron hasta que el Presidente -o alguien de su entorno-, lo hizo muchísimo más visible a partir de su respuesta? No.
Si este gobierno, al decir de Francos, no tiene intención de profundizar la grieta, no lo estaría haciendo correctamente.
Hoy corre el riesgo de convertirse en una “grietaza”.
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