Se les llama “granja de cadáveres”, aunque los científicos prefieren llamarle cementerio forense o laboratorio de tafonomía, que es el área que estudia lo que ocurre con un organismo luego de su muerte.

Se trata de laboratorios de antropología forense a campo abierto destinados al estudio de la descomposición del cuerpo humano luego de la muerte.

La Universidad del Sur de la Florida (USF) posee una de las siete “granjas” que hay en Estados Unidos. También hay en Australia, y en países como Canadá y Reino Unido hay planes de abrir sus primeras granjas este año.

Son lugares dedicados a la ciencia, pero regar cadáveres humanos a cielo abierto desafía los ritos que comúnmente tenemos respecto de la muerte.

Los cadáveres que hay en la granja de la USF fueron personas que antes de morir decidieron donar voluntariamente su cuerpo a la ciencia. En otros casos, son los familiares del difunto quienes deciden entregarle el cuerpo a los forenses.

El principal objetivo de estos lugares es entender cómo se descompone el cuerpo humano y qué ocurre en el ambiente que lo rodea durante ese proceso. Los resultados que nacen de estos estudios pueden brindar datos clave para resolver crímenes o de mejorar las técnicas de identificación de personas.

EN ESTA NOTA Estados Unidos

Leé más notas de La Opinión Austral